5.-Parménides, antes y ahora.

Pensament filosófic clàssic – PS 10/06/2015 

José Carlos Vilches Peña 

PARMÉNIDES, antes y ahora. 

Conocemos de Parménides fragmentos de su poema De la Naturaleza, unos (no tan) pocos versos en los que deja claro su pensamiento sobre la verdad (persuasión, razón, ser) y la ignorancia (no ser, no pensar), que han llegado a nosotros recogidos ¡afortunadamente! por autores posteriores que los citaban. 

En la gran pluralidad de los principios de la filosofía en el entorno presocrático, Parménides -eleático como Zenón- hace la que quizás sea la primera incursión “pura” en el terreno de lo que hoy llamamos filosofía, en la metafísica más concretamente, y aunque usa herramientas propias del poeta, ya no hace como este un fondo común/difuso para lo tangible y lo intangible. Parménides distingue claramente entre “verdad” y “opinión”, y además nos explica cómo debe alcanzarse esa verdad, un proceso que no debe quedarse simplemente en la percepción de las cosas sino que debe apoyarse en el “pensar” sobre ellas. Y no pensar de cualquier manera, sino de acuerdo con la razón y con su desarrollo “correcto”, de manera que “pensar” y “ser” sean una misma cosa. 

Parménides, a diferencia de otros presocráticos, agrupa todo lo que “es” en un concepto único, del que nada puede decirse ya que sería redundante, e incluso podría pensarse que si necesita algún predicado ya no sería el “Ser” que, inmóvil, recoge y contiene toda la verdad en sí mismo. No obstante, no deja de ver que la multiplicidad de fenómenos se escapa en cierta manera a esa inmovilidad/unicidad del ser, y así se ve obligado a establecer dos causas/principios: caliente/fuego/ser y frío/tierra/no ser. Nuestros sentidos empiezan siempre viendo “el no ser” -doxa-, los nombres que ponemos a nuestro conocimiento inicial no son más que palabras, y dado que ese conocimiento en realidad “no es”, resulta que las palabras y las cosas que designan ya no están lo unidas que el conocimiento mítico anterior pretendía. Es este uno de los mayores pasos en la línea de incorporación del logos al acervo cultural de la humanidad… 

Si Platón es llamado frecuentemente el padre de la filosofía occidental, Parménides debería ser llamado, en buena lógica, su abuelo, dada la innegable influencia que tuvo su pensamiento en el de Platón. Simplemente, recordemos la disociación que este hace del mundo de las ideas y del mundo real y comparémosla con la disociación radical de Parménides entre el ser y el no ser, entre la razón y los sentidos, entre la verdad y la opinión… ciertamente, vemos que en Platón (pasando por Sócrates, naturalmente, y por la negación del ser por parte de los sofistas como Gorgias...) está representado en gran manera el pensamiento de Parménides. Citando de memoria, con toda prudencia entonces, Platón hace referencia explícita a Parménides en sus diálogos El sofista (“del ser”, un subtítulo revelador...) Parménides (“de las ideas”, más claro imposible…) y Teeteto (“de la ciencia”)

En el aspecto científico, Parménides fue también un “precursor”, y su manera de estudiar la naturaleza -no es descabellado pensar en su poema como en un ensayo epistemológico, un “discurso sobre el método”…- podemos llamarla “axiomática-deductiva”; en cierto sentido, podemos hablar de la “reacción” en su contra de Leucipo y Demócrito, sentando las bases del método “hipotético-deductivo” (ver PAC4…) En particular, si Parménides negaba la posibilidad ontológica del vacío, Demócrito y Leucipo afirmaban que entre los átomos debía existir ese vacío que Parménides negaba. El tiempo -y el desarrollo de la física- dio la razón a los atomistas, pero Parménides no estuvo solo en su idea, ya que el propio Aristóteles hablaba del horror vacui…

La repercusión/secuelas del pensamiento de Parménides sobre la unicidad del Ser se han arrastrado a lo largo de la historia de la ciencia y la filosofía, y en la actualidad no están ausentes en absoluto del panorama científico, al menos. Las preguntas que muchos físicos intentan responder sobre la unicidad del Universo, su finitud, su ordenación, nuestra capacidad de estudiarlo… ¿no son un trasunto de la pregunta de Parménides sobre la unicidad del Ser? Y el asunto parece estar en un callejón sin salida aparente… sin duda ninguna, la Teoría General de la Relatividad explica perfectamente las cosas a gran escala, mientras que en el mundo atómico la Mecánica Cuántica da una cabal explicación de los fenómenos a esa escala… pero ¡ay! la TGR y la MC son disjuntas por completo en su teorización. La “gran unificación” -en la que Einstein trabajó duramente sin éxito- deberá esperar, y de Parménides podremos pensar siempre que fue un gran precursor en un tema tan complejo… 

 
En Valencia, a 10 de junio de 2015.