1.-Los orígenes de Grecia

...los textos griegos han sobrevivido frescos, jóvenes y lúcidos más de dos mil años. Los cantos de Homero, las máximas fragmentadas de Heráclito, los restos del naufragio de la poesía de Safo, el verbo encendido de Esquilo, los versos elegíacos de Píndaro y las sentencias de Platón y de Aristóteles han trascendido la prueba del tiempo, han viajado incólumes por los caminos del espíritu. Aunque muchos lo ignoren, creo en lo que afirmaba el poeta Shelley: «Todos somos griegos1».” (Reverte, Javier. Corazón de Ulises, p. 27)r1

Índice

0.-Introducción.

0.1.-El propósito de este trabajo.

0.2.-Los entornos geográfico e histórico.

1.-Minoicos y micénicos.

1.1.-Los Palacios de Cnosos y de Pilos.

1.2.-Cnosos/Minos y Pilos/Néstor.

1.3.-Minoicos y Micénicos. Auge y caída.

1.4.-Homero, una conexión Micenas - Grecia.

2.-Los poemas homéricos.

2.1.-Características esenciales de los poemas de Homero.

2.2.-Las Musas. Recitales poéticos en Homero.

2.3.-Algunos ejemplos de epítetos y fórmulas en Homero.

3.-La mal llamada colonización griega.

3.1.-Una panorámica sobre la expansión griega.

3.2.-Causas, mecanismos y consecuencias.

3.3.-¿Cómo lo vio Tucídides?

4.-Los Juegos Olímpicos.

4.1.-Origen y características. Su carácter panhelénico.

4.2.-La organización de los Juegos.

4.3.-La proyección posterior.

5.-A modo de conclusión.

Anexo I: referencias a Minos y Néstor.

Anexo II: La expansión griega, por zonas de destino.

Anexo III: La expansión griega, cronología general.

Biblio y webgrafía.

Listado de Notas al Pie y Notas Finales

(Todas las fechas son a.C. salvo que se especifique lo contrario)

0.-Introducción.

0.1.-El propósito de este trabajo.

De acuerdo con el enunciado de la PAC1 propuesto en la asignatura de Món Clàssic I, en este trabajo se desarrollarán cuestiones relacionadas con diferentes aspectos del inicio de lo que hemos convenido en denominar “Grecia”. Por un lado, aspectos históricos comprendidos entre la Edad del Bronce y la Época Arcaica (en esencia, desde el principio del 2º Milenio hasta la formación de las primeras ciudades griegas). Por otro lado, y dadas las importantes connotaciones de todo tipo que contiene, se tratarán aspectos de la poesía homérica, centrados obviamente en La Ilíadar2 y La Odisear3.

Respecto a la siempre espinosa cuestión del uso de los nombres propios antiguos, he seguido, con muy pocas excepciones, la forma usada por Pierre Grimal en su Diccionario de mitología griega y romana (ver Bibliografía) Siendo casi todas las fechas anteriores a la era cristiana, no se ha puesto a.C. Para mayor claridad, y si alguna fecha es posterior, se ha especificado con d.C.

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0.2.-Los entornos geográfico e histórico.

①Antes de entrar en el detalle de los ejercicios propuestos para esta PAC1, parece conveniente hacer alguna referencia, por breve que sea, al entorno en el que nos vamos a mover en toda la asignatura. Para ello, nada mejor que observar algún mapa de la Grecia antigua, y ver en él el alcance del entorno geográfico griego antiguo.

Se distinguen en este mapa2 claramente tres partes en la Hélade (nombre usado por los propios griegos para describir su comunidad) : la parte continental europea, en el extremo inferior de la gran península balcánica, la parte insular del Mar Egeo (cerrada al Sur por la gran isla cretense) y por último, al Este, la costa de lo que hoy llamamos Turquía, cuyo nombre clásico fue el de Asia Menor. Basta con dar un vistazo rápido a las diferentes regiones y a los nombres de las ciudades para comprender que estamos en el corazón de muchas cosas: los conceptos modernos de ciudad (como la de Priene), el nacimiento de la filosofía (en Mileto...), las grandes bibliotecas (como la de Éfeso), los grandes estrechos del Bósforo y los Dardanelos (claves en la historia griega y en la posterior), los grandes nombres de Atenas, Esparta, Tebas,... Es imposible es aquí describirlos todos, pero alguna referencia debía hacerse...

②Y también para entrar en el estudio de la Grecia Antigua con un mínimo de orientación temporal, o, al menos, de la sucesión histórica de las etapas más relevantes en el devenir griego, haremos aquí una referencia a la manera habitual de separar y ordenar esas etapas. En esencia, las fuentes que se han consultado vienen todas a decir lo mismo, con algunos matices que pueden ser relevantes según el tipo de estudio que se quiera hacer y según el enfoque decidido para ello.


Así, siguiendo por ejemplo a Morkot
r4, hablaremos de cinco etapas en la historia de la Grecia Clásica:

  1. Creta, Micenas y las edades “heroicas”.

  2. Desde las edades “oscuras” hasta la potencia de Atenas.

  3. La rivalidad Grecia-Persia.

  4. Desde Pericles hasta Filipo II de Macedonia.

  5. De Alejandro Magno hasta la conquista romana.

Si se toma la clasificación de Finleyr5, por ejemplo, nos encontramos con las siguientes cuatro

  1. La edad “oscura” y los poemas de Homero.

  2. La Grecia Arcaica.

  3. Las ciudades-estado clásicas.

  4. La época helenística.

Carreras et al.r6, en el material proporcionado por la asignatura, utiliza cinco:

  1. Los orígenes de Grecia

  2. El arcaísmo

  3. El Siglo V

  4. La hora de Macedonia

  5. La oikouméne helenística

Hidalgo et al.r7 distinguen las siguientes cuatro:

  1. La Civilización Egea

  2. Grecia Arcaica

  3. Grecia Clásica

  4. El Mundo Helenístico

No es difícil establecer las relaciones entre las diferentes etapas propuestas por los diferentes autores, y puede ser muy significativo e instructivo pensar sobre los nombres que se han puesto a cada una de ellas...

En las diferentes propuestas de trabajo de la asignatura se irán desarrollando temas relacionados con esas etapas. En particular, y de acuerdo con lo expuesto en el apartado 0.1, en esta PAC1 se abordarán las dos primeras etapas según Carreras et al., es decir, los Orígenes y el Arcaísmo. A ello nos dedicaremos en las páginas que siguen.

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1.-Minoicos y micénicos.

En esta primera parte de la PAC1 se resolverán cuestiones relacionadas con Creta (civilización minoica) y con Micenas (civilización micénica, de origen muy posiblemente aqueo). Para enfocar debidamente las respuestas al ejercicio, comentemos brevemente algunas cuestiones generales de ambas civilizaciones3.

Los ámbitos geográficos de cada una de ellas están implícitos en sus nombres, al menos en lo que se refiere a su localización principal.

Desde el punto de vista temporal, podemos decir que los primeros vestigios del Neolítico en Grecia y su zona de influencia en el Egeo datan del 7º Milenio , y que no es hasta el principio del 2º Milenio cuando aparece la civilización llamada minoica (por el rey Minos) en Creta. Hacia el año 1500-1450 se produce una primera destrucción de esa civilización, (atribuida muchas veces, de manera un tanto dudosa, a consecuencias de fuertes movimientos sísmicos) que será ya definitiva en las proximidades del año 1200. La civilización micénica (del yacimiento arqueológico de Micenas) emerge hacia el año 1600, así que coexiste varios siglos con el final de la minoica. También se extingue alrededor al año 1200, y suele atribuirse esa desaparición a las invasiones de los denominados genéricamente “Pueblos del Mar”, que hacia el año 1200 -al final de la Edad del Bronce- pusieron en jaque a sistemas político-económicos tan bien fundamentados como el egipcio del Imperio Nuevo4 (Ramésidas) y de los que se dice que también estuvieron implicados -de manera secundaria- en la desmembración del Imperio Hitita, acaecida en esas mismas fechas.

Como siempre, ante la falta de certezas, hay que suponer que no hubo una sola causa para el gran cambio que se produjo en todo el ámbito del Mediterráneo hacia esos años del 1200. Invasiones/migraciones, desastres naturales, cambios en la climatología/crisis alimentaria,... todo pudo aunarse para la gran crisis del Mediterráneo (Oriental esencialmente) que hizo entrar a todo ese ámbito en unas épocas “oscuras” en la que muchas cosas tuvieron que reinventarse.

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1.1.-Los Palacios de Cnosos y de Pilos.

Como hilo conductor de esta primera parte de la PAC1 se proponen diferentes cuestiones sobre dos estructuras ciertamente representativas de los períodos álgidos de las civilizaciones Minoica y Micénica, los Palacios de Cnosos y de Pilos.

Situado el primero en la isla de Creta, puede decirse de él que es el “arquetipo” de los Palacios cretenses. Construido/reconstruido al menos en dos ocasiones (2000 y 1700)5, presenta una organización estructural adaptada a una determinada forma de organización social, con una distribución un tanto caótica, laberíntica, reflejo y recuerdo de una organización familiar amplia, coherente, fuertemente cohesionada, con una visión del poder cercana a la mesopotámica, excepción hecha de la inclusión dominante de los templos, que aquí no se produce con la misma intensidad.

Evidentemente, este Palacio minoico no es único en Creta, y así podemos citar otros en Festo6, Malia7 y Zakros8, todos ellos reconstruidos sobre estructuras anteriores, y con factores comunes9 que les dan una clara unidad estilística: patio central, ordenación tortuosa/caótica, una aglomeración en realidad des-estructurada, en clara oposición a los edificios semejantes de época similar del Asia Occidental, diseñados y construidos a partir de unidades independientes dentro de un recinto común.

El segundo Palacio a comentar es el de Pilos10, ya en la tierra continental micénica de Mesenia, datado alrededor del 1300. Una gran estructura palaciega, sin exceso de fortificación artificial dada su estratégica posición en los acantilados de la bahía de Navarino. El hallazgo de numerosas tablillas en Lineal B permite afirmar, de acuerdo con su contenido, que este Palacio era el foco de un notable centro de poder sobre11 toda Mesenia.

Tampoco es este Palacio micénico un ejemplar único en su civilización, ni mucho menos. Pueden citarse bastantes otros de ese ámbito cultural. Son diferentes estructuralmente hablando de los minoicos/cretenses, (más o menos fortificados, por ejemplo) pero sus funciones económico-administrativas son muy similares. Pueden destacarse12 los de Micenas13, Tirinto14, Tebas de Beocia15, Orcómeno16, Gla17, Maratón18, Menidi19, Thorikos20, la propia Atenas21, Iolkos22, Menelaion23... una manifestación clara de la expansión micénica entre el 1400 y el 1200 , sustituyendo ya totalmente en el ámbito egeo a la civilización minoica.

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1.2.-Cnosos/Minos y Pilos/Néstor.

El Palacio de Cnosos fue empezado a excavar a principios del Siglo XX por Sir Arthur Evans, admirador tanto de Homero -en la vertiente literaria- como de Schliemann -en la vertiente arqueológica-. Cuando sus excavaciones24 sacaron a la luz la casi completa estructura de este gran Palacio, su enorme complejidad arquitectónica, su trazado “laberíntico” que se observa en el dibujo de su planta25, le hicieron elegir el adjetivo “minoica” para la civilización cretense que se estaba descubriendo. La arqueología parece ser que no ha probado nada excesivamente definitivo en este sentido, pero la asociación entre el Palacio de Cnosos, el rey Minos (citado en La Odisea26) y el Laberinto del Minotauro ha quedado fijada en el imaginario popular. Ha ayudado a esta asociación el hecho cierto de que la civilización minoica tuvo un culto del toro (nada extraño ni inhabitual en la época y en la zona: recuérdese el culto egipcio al toro sagrado Apis, p. ej., o el rapto de Europa por Zeus convertido en un toro) y en ese entorno la aparición del mito del Minotauro tiene un sentido pleno.

Dentro de esa idea del mito como referente social, se fragua la figura de los “héroes”, seres excelentes, paradigmas del comportamiento modélico, atemporales, de origen divino/semidivino, cuyas hazañas en favor de la sociedad han llegado hasta nosotros y se han fijado en nuestro imaginario27. Uno de ellos es Teseo, un hijo de Egeo -y/o de Poseidón..., de ahí su origen real o semidivino-, rey de Atenas, y de Etra, hija del rey de Trecén, Piteo. Egeo, en su disputa con los Palántidas, “semiabandona” a Teseo, que no recupera su condición real hasta que Etra no se la revela. Para que esa recuperación sea hecha con todas las de la ley, Teseo se embarca en una serie de aventuras / hazañas que configurarán para siempre su papel de héroe: vence a Perifetes, Sinis, Escirón, Procusto, Cerción, Fea, al toro de Maratón, esquiva el intento de Egeo y Medea de darle muerte, vence la inevitable rebelión en su contra de los Palántidas, viaja a Creta para enfrentarse con el Minotauro, matándole en el Laberinto, viaja al país de las amazonas, forma parte del grupo de Argonautas de Jasón y parte en pos del Vellocino de oro... Su actividad es tal que el mítico Teseo se ha configurado en nuestra memoria como uno de los principales iniciadores del mundo griego clásico. Pausanias nos narra28 cómo, al fin y al cabo, Teseo es responsable al menos indirectamente de la muerte de su padre, gracias a la cual se da nombre al mar griego por excelencia29. Y, ciertamente, la muerte del Minotauro es quizás la hazaña del héroe Teseo que más se ha fijado en el imaginario popularr8. Este monstruo, con cabeza de toro y cuerpo de hombre, era hijo de Pasífae, la esposa del mítico rey Minos (que reinó en Creta un poco antes de las guerras troyanas) y del toro enviado por Poseidón a Minos para ayudarle a alcanzar el poder. Dédalo construyó para encerrar al Minotauro el famoso Laberinto30, en el que este devoraba el tributo en forma de jóvenes y doncellas que Atenas le estaba obligada a dar cada cierto tiempo. Teseo se añade a uno de esos grupos de víctimas del Minotauro, y ayudado por Ariadna (hija también de Minos y Pasífae, o sea, hermanastra del Minotauro) da muerte a este y escapa junto con Ariadna. Pero en una actuación muy poco digna de un héroe, la abandona en la isla de Naxos... No es un mal final para Ariadna, de todos modos, puesto que el dios Dioniso la recogió en Naxos, la convirtió en su esposa, y Hefesto le regaló una diadema de joyas que hoy vemos en la constelación que lleva su nombre, la belleza y la solidez de un mito fijada para siempre en el firmamento...

Otra cuestión ampliamente debatida sobre este tema de la asociación mito/arqueología versa sobre una cuestión cuasi-etimológica. La palabra laberinto deriva de la palabra “prestada” al griego labrys (λάβρυς) que se traduce31 en Caria y Lydia por “hacha doble”32. Y resulta que en el Palacio de Cnosos se encuentra el símbolo de la doble hacha un poco por todas partes, relacionado con algún ritual sacrificial... la especulación está servida... También encuentro que es especulativo ver en el mito del Minotauro (muerte de un símbolo minoico a manos de un símbolo griego) el hecho de la transición que se está produciendo de la Edad del Bronce a la del Hierro, la primera representada por la civilización cretense y la segunda representada por la “griega” que se está gestando.

Así pues, las evidencias arqueológicas comentadas (complejidad de los palacios cretenses, especialmente el de Cnosos y la gran importancia en el culto social y religioso del toro) han permitido relacionar aspectos del mito con aspectos de la realidad minoica. Pero, evidentemente, el hecho de relacionarlos no pasa de ser, al menos de momento, más que un ejercicio de imaginación. El mito, la historia y la arqueología tienen sus (más o menos claros) puntos de contacto, pero no hay que ir mucho más allá de ellos si no se quiere caer en la simple especulación.

El Palacio de Pilos fue excavado por Carl Blegen en diferentes momentos: 1939, 1952-1957, excavaciones que se prolongaron posteriormente. Debe tenerse en cuenta que Blegen también excavó en Troya en los años 1932-1938, muy en la línea de Schliemann, llegando a resultados sobre la fecha de la destrucción y abandono de la Troya homérica. Dado que según la mitología griega Néstor había sido rey de Pilos, y dado su relevante papel en los poemas homéricos, era bastante inevitable denominar el palacio descubierto en Pilos como “el palacio de Néstor”. Exactamente igual que en el caso anterior del rey Minos, nos movemos en el mundo legendario previo a los hechos históricos contrastados, por lo que ambas denominaciones comparten una gran dosis de imaginación.

➂Aunque Minos y Néstor comparten claramente su carácter “no-histórico”, ambos han pasado al imaginario mitológico con grandes diferencias en cuanto a su comportamiento y aprecio...

▶Ya hemos visto anteriormente cómo Minos usó el Minotauro para conseguir el poder en Creta, y también cómo lo usaba para mantener, por ejemplo, el vasallaje de Atenas. Se le atribuyen varios hijos legítimos, Deucalión y Ariadna entre ellos, pero también otros ilegítimos, fruto de numerosas pasiones amorosas desmedidas. Incluso se le considera por algunos autores como el “fundador” de la pederastia, sustituyendo a Zeus en el rapto de Ganimedes. Pero, si bien en el ámbito personal Minos no resulta demasiado bien parado, en el ámbito social se le considera un buen legislador e iniciador del desarrollo del concepto de “estado”33. Antes del año 2000 y desde el 3000 (lo que Evans llama “el minoico antiguo”) el poder era tribal, y en esta etapa pre-palacial no cabe hablar de estructuras de poder supratribales. Las cosas cambian, evidentemente, en la etapa palacial de la civilización minoica, donde se empiezan a producir acumulaciones de poder de más alto vuelo, detectables en los palacios minoicos de este período. Ciertamente, la complejidad y extensión del Palacio de Cnosos/Minos, por ejemplo, nos hace pensar irremediablemente en una concentración de poder político, asistido de poder económico y social, sin las cuales el Palacio no tiene demasiado sentido (dicho esto con la salvedad de que realmente no está documentado el uso de ese Palacio, como el de muchos otros asentamientos palaciales de “reyes” minoicos).

El poder de estos Palacios supone la posesión y el control de excedentes económicos, que se canalizaron por la vía del comercio. La posición privilegiada de Creta en el Mediterráneo la convertía en un punto neurálgico natural en este comercio34 de la Edad del Bronce, desarrollado desde y hasta Cerdeña, Sicilia, Grecia continental, Asia Menor, Egipto... Es totalmente clara la hegemonía cretense en este comercio, llevando y trayendo mercancías de todo tipo (cerámicas finas de Lesbos, cobre de Chipre, plata de las Cícladas, esmeril de Naxos, aceites perfumados minoicos y micénicos, madera y lana cretenses,...) Minos es considerado, en este orden de cosas, como la personificación del inicio de todo ello...

Sin embargo, no disponemos de ninguna evidencia de que este auge y control del comercio fuese más allá y llegase a constituir ese imperio marítimo (talasocracia) del que hablaba Tucídides35. En ningún sitio se han hallado evidencias arqueológicas en las que se vean colonias cretenses, que serían una señal clara de la existencia de esa pretendida talasocracia, gestionando un poder político “a distancia” desde la propia Creta. Por tanto, debemos quedarnos con la idea de que el comercio fue en la práctica el único aglutinante del Mediterráneo durante la Edad de Bronce.

Nuestro segundo personaje, Néstor, ha pasado a la mitología con un bagaje personal y social totalmente favorable. Rey de Pilos por matrimonio con Eurídice, es el único superviviente de la matanza de sus hermanos, llevada a cabo por Heracles/Hércules. Tuvo varios hijos famosos, como Perseo y Pisístrato, y gozó de una vida prolongada, como compensación divina a la desaparición de sus tíos, hijos de Anfión y Níobe. De todas las referencias36 que de él tenemos, se deduce que es el arquetipo de una persona mayor, con experiencia, con un sentido innato de la justicia, hábil en el consejo y a pesar de su edad, valeroso en el combate. Después de la guerra de Troya, es uno de los héroes que tiene un mejor retorno a su tierra natal, inequívoco signo de lo que los dioses opinaban de él.

➃Tanto Minos como Néstor aparecen en los poemas homéricos, en diferentes referencias y circunstancias que nos han permitido “saber” de ellos. Puede afirmarse que las referencias de Néstor son mucho más numerosas que las de Minos, como no podía ser menos debido a su participación en el conflicto troyano y, aunque mucho más marginalmente, en la vuelta de Odiseo a Itaca.

La metodología seguida para localizar esta referencias a ambos personajes ha consistido en la búsqueda en esas obras, en las versiones griegas que se encuentran en la Perseus Digital Library37, de los términos Μίνωος y Νέστωρ; una vez visto dónde aparecían, se han localizado en las traducciones que de ambas obras hizo Lluís Segalà i Estalella38, de donde se han sacado las citas que siguen. Se encuentran pequeñas diferencias entre la numeración de las líneas en Perseus y Segalà, pero que no han sido insalvables.

(Como las referencias encontradas ocupan mucho espacio, se ha preferido colocarlas en un Anexo para su consulta sin interrumpir la lectura general del texto)

►Como puede verse en ese Anexo, las referencias a Minos en Homero ni son muchas ni son muy descriptivas de su personalidad. Incluso encontramos alguna contradicción, dado que en XI-321 se le califica de “artero” pero un poco más allá, XI-568, se le llama “ilustre”. En general, hace la sensación -bien lógica por otra parte- de que Homero tiene un interés muy relativo en acontecimientos anteriores a los hechos narrados en sus dos poemas.

►Parece quedar claro en las referencias del Anexo el aprecio y la buena valoración que Homero hace de Néstor. Tal como ya comentábamos en el apartado tercero de este punto 1.2, la figura de Néstor es tratada por Homero “con guante blanco”, con una sincera admiración y haciendo referencia siempre a su papel de consejero y ayudante benévolo de sus jefes, de los que muchas veces es portavoz. El número de veces que se encuentra citado en ambos poemas homéricos nos hace pensar que -dejando aparte a los protagonistas principales, Héctor, Aquiles, Agamemnón,...- se trata de un personaje con un papel más importante que los demás, y pensamos que ese papel es el de “aglutinador” y “vigilante” de los sentimientos de los asediadores griegos, a los que trata siempre de ayudar y conducir. Su papel en la guerra de Troya es también el del combate, a pesar de su edad, una edad que lleva con total dignidad, como hemos visto en la cita de La Ilíada XXIII-626, en la que Aquiles acaba de decirle “ya te abruma la vejez penosa” y Néstor le responde “Sí, hijo, oportuno es cuanto acabas de decir. Ya mis miembros no tienen el vigor de antes...”, toda una lección de humildad y de humanidad.

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1.3.-Minoicos y Micénicos. Auge y caída.

Ya hemos visto en la cronología sucintamente expuesta en la introducción de este punto 1º cómo la civilización micénica irrumpe en la historia alrededor del año 1600 y acaba (como la minoica) en el 1200. Aunque Micenas haya dado, por su gran importancia, el nombre al período, no hay que olvidar que hubo más “estados” como Micenas en la parte continental de Grecia, como Tebas y Atenas.

La estructura económica y política de estos “estados” no era muy diferente de la que se podía encontrar en Creta. En ambas civilizaciones la vida giraba sobre los palacios, sedes del poder, alrededor de los cuales se iba extendiendo un área de influencia conformando la comunidad de la que eran centros de todo tipo.

Pero la situación geográfica del continente micénico no era la misma que la insularidad cretense. Ello implica una gran diferencia en los planteamientos estratégicos de ambas civilizaciones en lo que se refiere a su defensa. Mientras que los minoicos debían esperar a lo sumo incursiones pequeñas en número e intensidad ya que su situación aislada así lo conformaba, los micénicos estaban expuestos a fáciles e importantes asaltos enemigos por vía terrestre. Así pues, ambas civilizaciones, esencialmente urbanas, rodearon sus ciudades con murallas defensivas, posiblemente más importantes en el mundo micénico que en el minoico (las de Micenas son un paradigma en este sentido) Además, en Micenas vemos un uso del caballo como elemento guerrero básico en el carro de guerrar9 (¿influencia hitita?) que no vemos en Creta hasta sus últimos siglos, y muy posiblemente llevado por los micénicos39.

Y lo que es más importante40, el carácter micénico fue mucho más guerrero -por pura necesidad, probablemente- que el minoico. Tanto es así que Creta fue sometida directamente al poder micénico en los dos últimos siglos de ambas civilizaciones. Y como siempre debe recordarse, hay que tener bien presente que la coexistencia de ambas implicaba muchas influencias y adaptaciones mutuas, no todas de dominación/sumisión. Por ejemplo, el mundo micénico adopta también el palacio como estructura básica para la residencia del rey y la representación del poder, pero lo adapta a sus necesidades defensivas mayores y a su idiosincrasia guerrera (reflejada frecuentemente en sus temas artísticos y en sus enterramientos), y lo modifica cerrándolo más, sustituyendo el gran patio abierto central minoico por la gran sala del trono. La escritura es otro ejemplo de adaptación, esta vez no guerrera, y la escritura micénica, la lineal B, se genera a partir de la minoica lineal A. Las relaciones comerciales con diferentes países son otro punto de coexistencia pacífica entre ambas civilizaciones, que les hace compartir todo tipo de intercambios económicos, sociales y culturales.

No puede dejar de hacerse alguna observación precisamente sobre la escritura micénica lineal B, descifrada a mediados del Siglo XX por Michael Ventris, el “Champollion” micénico. Junto con el carácter fuertemente guerrero del mundo micénico, ya comentado, el uso de la escritura es el otro gran pilar41 de la formación/expansión del mundo micénico en su apogeo. El palacio, además de un símbolo de poder, empieza a tener en los escribas un símbolo de la información y de la administración del poder, como ya había pasado, p. ej., en Egipto. Guerra y administración en las monarquías micénicas... ¿serían un símbolo de “modernidad”?

Sobre el final de ambas civilizaciones, poco puede añadirse a lo ya comentado en la introducción de este punto 1º. Puede afirmarse que la civilización minoica se va “diluyendo”42 poco a poco en la micénica a partir del año 1450, la cual acabará ocupando toda Creta. Esta situación pudo verse muy favorecida por la crisis económica y los desequilibrios sociales provocados por la explosión del volcán de la Isla de Tera43 (Santorini) alrededor del año 1500. La civilización micénica no tiene, en estos momentos, un gran recorrido por delante... hacia el año 1250 ya empiezan a detectarse y a tener evidencias arqueológicas de destrucciones violentas en bastantes asentamientos micénicos. La cultura micénica puede decirse que desaparece como tal44 entre los años 1200-1100, y en muchas ocasiones se responsabiliza de este final micénico (en realidad, miceno y minoico en común) a los llamados Pueblos del Mar, una oleada migratoria que sacudió todo el arco mediterráneo45, poniendo en jaque a los egipcios, haciendo desaparecer a los hititas,...

Pero, como siempre, hay que huir del simplismo de “la causa única”, y hay que tratar de mirar la situación desde un punto de vista más general, más integrado46. Así, la referencia a las invasiones externas -dorias/Pueblos del Mar- hay que tomarla con todas las precauciones, ya que las evidencias arqueológicas no son decisivas ni mucho menos. Desde el punto de vista contrario, las causas que se pueden denominar “internas” (como alguna clase de “revolución” de tipo social contra los poderes palaciales) tampoco están adecuadamente documentadas. El recurso al “catastrofismo”, como en el caso de Tera (un hecho indudablemente acaecido) puede darnos el marco general en el que una civilización inicia su ocaso, pero no nos puede asegurar que esa catástrofe sea la causa primera del mismo.

En resumidas cuentas, y quizás habría que recordar a Arnold Toynbee y su teoría sobre la potencialidad47 de una civilización, las civilizaciones minoica y micénica desaparecen al final de la Edad del Bronce, cuando empieza a aparecer el hierro como nuevo paradigma tecnológico. Los siglos que siguen suelen llamarse “la Edad Oscura”, y no será hasta el siglo VIII que veamos una nueva historia, la griega... Esos años “perdidos” no provocan, sin embargo, una total desconexión entre los períodos micénico y griego, como veremos a continuación.

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1.4.-Homero, una conexión Micenas - Grecia.

Resumiendo mucho, Micenas desaparece hacia el 1200, siguen cuatro siglos “oscuros”, y tras ellos renace otra cultura alrededor del Egeo. Como veremos posteriormente, por esas fechas Homero ya ha “condensado” sus poemas... Por tanto, la discusión se plantea alrededor de esos tres momentos: la sociedad que presenta Homero ¿es la micénica, corresponde a los siglos oscuros, o es ya la suya? Hay opiniones, como es de imaginar, para todos los gustos...

➀Carreras48 afirma que hay ciertos “ecos micénicos en Homero”, y hace un pequeño listado de ellos: el uso del bronce en armaduras y espadas, cascos reforzados a base de colmillos de jabalí, una geografía descrita indirectamente en el Canto II de la Ilíada reconocible en el mundo micénico, algunos detalles lingüísticos... evidentemente, también comenta otros elementos que pueden hacer pensar en la Edad Oscura (como la cremación de los cadáveres)...

Hay más partidarios de ver “realmente” esos elementos micénicos en Homero. Por ejemplo, Latacz (ya citado anteriormente) insiste49 en que la geografía implícita en el Catálogo de las Naves del Canto II de La Ilíada describe perfectamente una realidad geográfica identificable en el entorno micénico. Y al listado de elementos micénicos en La Ilíada dado por Carreras podrían añadirse otros, como el uso de grebas metálicas y el carro de guerra, que parecen ser claras reminiscencias micénicas. E. Vermeule cita50 diferentes armas micénicas que aparecen en La Ilíada, que se han documentado tras el desciframiento del Lineal B, que Homero evidentemente desconocía.

➁Pero el ya citado Finley afirma, por el contrario, que la sociedad descrita por Homero corresponde predominantemente a los finales de la Edad Oscura (Siglos X y IX), seguido51 por S. Hood (que la centra en el Siglo XI), S.P. Morris (en el Siglo VIII), A. Snodgrass (que admite mezcla de elementos micénicos y otros de Siglo VIII) y H. Van Wees (Siglos VII y VII incluso), los cuales suelen interpretar esos “elementos micénicos” como arcaísmos introducidos por Homero para poner en valor la antigüedad de su narración. De esta misma opinión son Hidalgo et al., que afirman52...la evidencia arqueológica y las Tablillas del Lineal B han revelado que las realidades de la sociedad micénica no tienen nada que ver con las que describe Homero. Tan sólo la época final de la Edad Oscura es representada en los poemas,...

➂Quizás una de las opiniones que pueden conducir a “desencallar” un tanto el estado de esta cuestión sea la de S. Sherratt53, que mediante el análisis del uso del hierro en La Ilíada distingue claramente “superposiciones cronológicas” que conducirían a pensar en una evolución de los poemas en su fase oral por “capas”, desde el Siglo XV hasta el IX/VIII.

Y así se llega a un punto clave en esta cuestión: ¿hasta qué punto la reaparición de la escritura empezó a condicionar el qué escribir, el qué seleccionar de la que puede suponerse amplia tradición oral? La obra de Homero (que se estudiará más a fondo en el punto 2º de este trabajo) ¿no sería sin más la plasmación/fijación de lo que se estaba recitando en ese momento del Siglo VIII, con todas las superposiciones, arcaísmos y confusiones propias de una tradición oral de varios siglos de evolución y que aún seguirá siendo oral varios siglos más?

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2.-Los poemas homéricos.

Pocas obras literarias han tenido la importancia de los poemas de Homero (uno o más Homeros...) La Ilíada y La Odisea, y pocas como ellas se han instalado en nuestra memoria de una manera tan profunda. Si acaso, podría añadirse a ellas La Eneida de Virgilio, de manera que se completase la “trilogía del Mediterráneo” como me gusta pensar... En esa trilogía, La Ilíada genera en cierta manera las otras dos obras: tras la caída de Troya, Odiseo y Eneas, cada uno en su estilo y en sus límites, viajan por el Mediterráneo, y llevan el mundo griego en sus sandalias. Mientras Odiseo se “cierra” otra vez en sus orígenes, Eneas se “abre” hacia la futura Roma. Pero hay que tener cuidado con esta manera de pensar, ya que el origen de los versos de Homero y de Virgilio no puede ser más dispar. A diferencia de Homero, que recoge una tradición estrictamente oral, confiando en la Titánide Mnemósine, Virgilio -un tanto por “encargo” de Augusto54- se sienta y escribe de manera coherente y calculada las aventuras de Eneas, pensando siempre en la figura de Augusto y en la legitimación del poder imperial que se estaba gestando/consolidando55. No son orígenes iguales, sus “intenciones” también son diferentes, y así sus “resultados” son inevitablemente distintos, palideciendo56 un tanto La Eneida cuando la comparamos con las obras de Homero.

En la tradición (legendaria) más difundidar10, Homero nace en Esmirna, o en Quíos, o en algún otro punto de la costa hoy turca; es ciego, lo que aún hace más meritorio su trabajo de fijación de ambas obras; era más que un simple rapsoda (recitador de cantos), era un “aedo” (ἀοιδός), un cantor, pero que no sólo cantaba sino que también componía. Y aunque podamos imaginar todo lo que queramos sobre esa figura (o figuras, ya que no está claro que ambas obras sean necesariamente del mismo autor) lo cierto es que nada sabemos de él. Excepto, claro está, que “alguien” debe estar tras esas dos maravillas literarias...

Se acepta en la actualidad que las obras de Homero están compuestas entre los Siglos IX y VIII , (según la cronología expuesta al principio de este trabajo, estaríamos hablando de los finales de la edad “oscura” / principios de la época arcaica) y que el orden en que se escribieron es el propio de las acciones que describen (primero las de Aquiles y luego las de Odiseo). No son coetáneas, ya que se detectan en ellas diferencias de estilo que hacen pensar en una separación de varias décadas -al menos- entre ellas. Lo que tenemos, según cuenta Vidal-Naquet, es la ¿certeza? de que en el 720 al menos La Ilíada ya estaba compuesta. En efecto, se tiene datada con bastante precisión una copa encontrada en una tumba de la isla de Ischia, en la bahía de Nápoles, en la que se puede leer:

Yo soy el cáliz, útil para beber, de Néstor. / Quien beba será embargado inmediatamente / por el deseo de Afrodita, la de la bella corona. 57

Néstor, como hemos visto anteriormente, es un bien conocido personaje de ambas obras homéricas, y, p. ej., en La Ilíada puede leerse en el Canto XI, 618-648, cómo se hace referencia a la copa de Néstor, cuando Hecamede le prepara un refrigerio en un descanso y aprovecha para hablar con Patroclo para intentar convencer a Aquiles de que vuelva a la batalla... como siempre, no hay que hacerse demasiadas ilusiones con este tipo de certezas: el Néstor de la copa de Ischia podría ser cualquier otro Néstor...

Desde un punto de vista técnico, ambas obras (divididas en Cantos muy posteriormente) están compuestas en adaptaciones de los dialectos jónico y eólico hablados en el Asia Minor. Su forma poética (que soy incapaz, desgraciadamente, de valorar dado mi gran desconocimiento del griego) adopta la métrica llamada “hexámetro dactílico”, formada por seis conjuntos (pies) de tres sílabas cada uno, la primera larga, las otras dos cortas58, una métrica que acabará siendo típica del mundo literario épico grecolatino.

Y para acabar con esta introducción hay que comentar que no es Homero (no olvidemos que es un “cantor”) el que fija sus obras de manera escrita, sino que ello se hace en un momento posterior, desconocido con certeza -como tantas cosas que hemos comentado- pero que se acepta59 que no es más tarde de la edición de Pisístrato, tirano de Atenas, hecha en el 560. Tras ella, y a través de todas las vicisitudes “normales” de la siempre convulsa historia, esas dos obras van pasando sin apenas variaciones en manuscritos de todo tipo, hasta que en 1488 entran en el mundo de la impresión moderna en Florencia60, y así han llegado hasta nosotros, para nuestro disfrute, sin grandes alteraciones desde su origen oral homérico.

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2.1.-Características esenciales de los poemas de Homero.

Ante dos obras tan monumentales como estas, cualquier aproximación de un “aficionado” produce, inevitablemente, un sentimiento de “vértigo” ante todo lo que podría decirse, y un sentimiento de “frustración” cuando se concreta lo que se sabe decir. Entre ambos extremos debe haber un término medio, que procuraremos encontrar.

➀En primer lugar, y desde un punto de vista temático, ambas composiciones literarias de Homero son, sin duda ninguna, obras épicas en el más noble sentido de la palabra. Sus héroes están completamente inmersos en sus papeles heroicos de sacrificio por la comunidad, de gestas que se proyectarán en el tiempo, de una “actuación” ante sus coetáneos, pero indudablemente con la vista puesta en el futuro. Esas acciones heroicas pueden estar focalizadas en una sola persona (como Odiseo en La Odisea, o repartidas entre varios (como Aquiles, Patroclo y Héctor en La Ilíada) El soporte argumentativo para sus hazañas puede ser el entorno guerrero de La Ilíada o el periplo viajero de La Odisea. El espacio temporal de su desarrollo es muy diferente, apenas dos meses en La Ilíada y toda una década en La Odisea. Teniendo en cuenta que Homero habla de hechos del pasado, y que conoce por tanto con anticipación lo que depara el porvenir a todos los protagonistas, ambas obras están impregnadas de una cierta tristeza/melancolía, mitigadas en parte por la firme creencia de la vida en el más allá, en ese Hades que varios de los protagonistas visitan, con diferentes intenciones y consecuencias.

En segundo lugar, hay que resaltar la aparición de los dioses61 en la acción de ambas obras. No podía ser de otra manera, dada la fortísima influencia que en la vida diaria tenían los dioses en estos momentos del devenir griego, así que era totalmente razonable que se fuesen incorporando en las historias narradas. Lo que sorprende, por su intensidad, es cómo intervienen62 en la acción directamente en La Ilíada, tomando partido por uno u otro bando, participando activamente en la lucha, incluso entre ellos, incluso saltándose los más elementales usos de respeto y nobleza que los luchadores humanos manifiestan. A fuer de sincero, nunca he notado a los dioses ser tan parecidos a nosotros63, en lo bueno y en lo malo. No se puede decir lo mismo en La Odisea, donde, aunque Atenea ayuda a Odiseo y Poseidón lo pone en repetidos aprietos, la intensidad de lo divino es infinitamente menor que en La Ilíada. De hecho, y no es un tema fácil de explicar, incluso el nivel de “heroicidad” en La Odisea no parece ser, ni mucho menos, el mismo que en La Ilíada. Odiseo se nos presenta muchas veces, más que como un héroe épico con todas las de la ley, como un ser muy humano (en el mejor sentido de la palabra) pero cuya única obsesión es su vuelta a Ítaca. Conseguida esta contra viento y marea (nunca mejor dicho), su venganza sobre los pretendientes de Penélope y las esclavas infieles es todo su objetivo final. No hay punto de comparación con las actitudes de un Aquiles, por poner un ejemplo, que asiste a Troya movido por un sentimiento del honor, sin tener nada personal que ganar, sino todo que perder. Esto nos da pie a comentar que entendemos La Ilíada como un canto coral, comunitario, formado por un mosaico de héroes mayores y menores luchando juntos por un ideal común, mientras que La Odisea nos parece más un canto a la individualidad, a la astucia para salir airoso de situaciones fantásticamente comprometidas. Como siempre, podemos encontrar aquí también contrastes/contradicciones: mientras que en La Ilíada el único héroe que canta con su lira es Aquiles, en La Odisea encontramos varios “aedos”, entre los feacios, en el palacio de Odiseo en Ítaca, ¿las sirenas?...

En tercer lugar, y desde el punto de vista organizativo de las obras, hay algunas similitudes y algunas diferencias. Siguiendo p. ej. a Carreras et al.64 vemos que ambas obras empiezan de manera semejante, con una llamada a la diosa o a la Musa, una buena manera de introducir un resumen de lo que se va a tratar; ambas obras utilizan la referencia a la palabra como elemento básico de la convivencia (recordemos que en esta edad “oscura” se ha perdido la escritura...) y así vemos cómo los dioses se reúnen para discutir su actitud ante la guerra de Troya, de la misma manera como los hombres lo hacen, para ponerse de acuerdo o para manifestar sus desavenencias -como Aquiles y Agamemnón, p. ej.-; en ambas encontramos comparaciones que hacen más entendedor y ameno el texto, y escenas “típicas” que por su repetición llegan a hacerse “tópicas” pero que nos permiten ir enlazando situaciones, recordando momentos... tengamos en cuenta que todo aquello que permitiese memorizar mejor el poema debía ser de agradecer por quien debía recitarlo (como veremos más adelante). Y en este orden de cosas, si hay que encontrar alguna diferencia entre ellas, podríamos referirnos a la narrativa cronológicamente lineal de La Ilíada, mientras que en La Odisea encontramos una larga “vuelta atrás” a partir del canto VIII, cuando Odiseo narra sus aventuras a los feacios.

Hemos visto pues cómo en la edad “oscura” se fueron gestando las tradiciones orales a las que Homero dio forma definitiva, convirtiéndolas en obras maestras imperecederas. No cabe duda que el adjetivo “oscuro” para esas épocas se refiere exclusivamente a nuestro desconocimiento de ellas65, muy probablemente generado por la ausencia de documentos escritos y por las dificultades de una profundización y discriminación arqueológicas. Quizás por ello nos hemos visto impelidos a buscar y a creer encontrar datos históricos en la obra de Homero, todo un ejercicio voluntarista...

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2.2.-Las Musas. Recitales poéticos en Homero.

En la más pura tradición mitológica, las Musas son hijas de Zeus y Mnemósine (ya citada anteriormente...) , personificación de la memoria, hija de Gea y Urano, una Titánide por tanto. Teniendo en cuenta que Zeus es fruto de la unión entre los hermanos Crono y Rea, y Mnemósine es hermana también de ellos, resulta que las Nueve Musas son hijas de tía y sobrino... El simbolismo de las Musas, cantoras entre los dioses y los hombres (boda de Tetis y Peleo, padres de Aquiles), e inspiradoras entre los humanos, nos llevaría a consideraciones relacionadas con la creación/conservación de todas las facetas del pensamiento humano.

El primer verso de La Odisea comienza con una invocación a una de las Musas, que podría suponerse que se trata de Calíope, “la de la bella voz”, la musa de la poesía épica66. Es totalmente coherente que en el inicio de un largo recitado haga una súplica a “la bella voz” para que todo salga como es debido... De manera similar, el primer verso de La Ilíada comienza con una invocación a una “diosa”, lo cual puede confundirnos. Por un lado, podemos pensar que se está refiriendo a la personificación de la memoria para que le ayude en el discurrir del recitado, es decir, está invocando a Mnemósine, que en su carácter de Titánide es incluso más que una diosa. Pero por otro lado resulta que en el verso décimo de La Odisea se vuelve a invocar a la que en el primer verso se llamó “Musa” y ahora se llama “hija de Zeus”. En este caso, y dado el posicionamiento que tuvieron los dioses en la guerra troyana, debemos suponer que se refiere a Atenea, que ciertamente es hija de Zeus (sólo de Zeus...) y que se mantuvo al lado de Odiseo en toda su vuelta a Ítaca. Es bien extraño que en el verso 1 se invoque a una musa, y en el 10 se la ascienda a la categoría divina, pero así son las cosas...

En cualquier caso, sea una musa o una diosa la invocada al principio de ambas obras, los motivos para hacerlo son claros. Por un lado, se está introduciendo un principio de “autoridad”, diciendo al público oyente que el cantor canta en nombre de alguien superior a él, de manera que el contenido sea más “creíble”. Por otro lado, se está solicitando de quien corresponda un auxilio en la nada fácil tarea de recitar una obra de tal envergadura. Leemos que “se sabían las obras de memoria, y las recitaban” y no nos paramos a pensar en la enorme dificultad memorística que tal cosa precisaba, dado el número de versos que las componían, de manera que toda ayuda debía ser poca. Y por último, pero no por ello menos importante, se está haciendo uso de un recurso retórico de primer orden, iniciando el recitado con una invocación llamativa y con un resumen de lo que se tratará. Tradicionalmente, se acepta que es Cicerón, varios siglos más tarde, el que fija las reglas de la retórica67, pero no cabe duda de que Homero está haciendo uso aquí de una especie de exordio, para atraerse la benevolencia del público (captatio benevolentiae).

Estos recitados poéticos a los que nos estamos refiriendo tenían lugar esencialmente en ocasión de alguna fiesta, popular o religiosa. El público, reunido delante del aedo o del rapsoda, escuchaba aquello que sólo se transmitía de forma oral y que estaba totalmente confiado a la memoria de estos. También sabemos que se llevaban a cabo concursos de recitación, como en los siempre citados Juegos Píticos en Delfos. La relación entre el recitador y el público iba más allá de la simple transmisión, ya que se establecía entre ambas partes una “complicidad” expresiva, que incluso iba conformando poco a poco las obras recitadas, en un contexto entusiasta en el que la psicología “de las masas” estaba indudablemente presente y en el que la inspiración de las Musas era fervientemente invocada.

En los propios poemas homéricos que estamos comentando encontramos ejemplos en donde algún cantor o algún rapsoda recita para alguna clase de público. Así, suele citarse el caso del aedo Femio, que en el palacio de Odiseo en Ítaca amenizaba -a la fuerza- las comidas de los pretendientes de Penélope:

Un herald va posar en mans una lira molt bella / a Femi, el qual cantava davant de la colla per força; / i ell, les cordes polsant, preludiava un bell càntic”68

También en La Odisea encontramos al aedo Demódoco, que cantaba -ciego, ¿como un trasunto de Homero?- en la corte feacia de Alcínoo, donde Odiseo explica sus aventuras hasta llegar allí. En uno de los versos nos dice Homero que...

el cantor, per la Musa inspirat,...”69

...lo que pone de manifiesto claramente lo explicado más arriba. En este caso, el público es toda una corte real, y la ocasión es el agasajo del viajero Odiseo. Poco después, Demódoco vuelve a cantar, pero esta vez para acompañar la danza de...

...uns minyons en la flor, campions en l'art de la dansa,”70

...otro de los cometidos clásicos de un aedo o de un rapsoda, además del de su canto individual.

En otro momento de La Odisea se hace referencia a otro aedo, el que cantaba en la corte de Agamemnón y al que este, al partir hacia Troya, había dejado para “vigilar” (infructuosamente...) a su esposa Clitemestra:

i a prop d'ella hi havia el cantor que, en partir cap a Troia, / l'Atreïda adjurà talment que vetllés per l'esposa.”71

En este caso, no hay actuación que comentar, excepto su falta de previsión ante Egisto. No parece estar su nombre en la obra de Homero, pero Grimal nos dice72 que se llamaba Demódoco, como el aedo de Alcínoo.

También encontramos el correspondiente aedo en la corte de Menelao, cuando Telémaco se desplaza a Esparta en busca de noticias sobre su padre:

Així banquetejaven pel gran palau alt de sostre / els veïns i els parents del gloriós Menelaos, / delectant-se; i entre ells un diví cantor amb la lira / feia música,...”73

Tampoco aquí hay ninguna precisión sobre la identidad del aedo, aunque sí queda claro ante qué público actuaba.

En La Ilíada también encontramos algunas referencias al trabajo de los aedos y rapsodas. Por ejemplo, tras la muerte de Patroclo, Tetis -madre de Aquiles- encarga a Hefesto la fabricación de nuevas armas para Aquiles. En el gran escudo, Hefesto representa, entre muchas otras cosas,

un divino aedo cantaba, acompañándose con la cítara; / y en cuanto se oía el preludio, dos saltadores hacían cabriolas...”74

Los dioses, obviamente, también usan la cítara, como Apolo, citado por ello en el Canto I, 604 y ss., y en el XXIV, 55 y ss.

En el Canto II, 591 y ss., mientras se está haciendo el “recuento de las naves”, hay una interesante referencia a un aedo, Tamiris el tracio, a quien las Musas...

...le cegaron, le privaron del divino canto / y le hicieron olvidar el arte de pulsar la cítara”

ya que...

...jactóse de que saldría vencedor, / aunque cantaran las propias Musas...”75

...lo que nos hace pensar en algún tipo de concurso de canto de los que hemos comentado anteriormente.

Se observa claramente la gran diferencia en el trato y la importancia concedidos a los cantores en ambas obras, teniendo un papel mucho más importante en La Odisea que en La Ilíada. Es quizás como si Homero hubiera querido que se reconociera más su papel en la segunda obra que compuso...

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2.3.-Algunos ejemplos de epítetos y fórmulas en Homero.

①Dentro de las figuras retóricas76 (indudablemente nacidas ya en el mundo antiguo de la oralidad) encontramos el grupo de las figuras semánticas, aquellas en las que las palabras se usan con un sentido que en realidad no les corresponde, pero manteniendo con este alguna clase de relación. Una de esas figuras es el epíteto, consistente en añadir a un sustantivo un adjetivo calificativo (con matices...) que, aunque no aporte información nueva significativa, “refuerza” de alguna manera el significado del nombre que acompañan. Un ejemplo típico es el decir “blanca nieve”, siendo totalmente innecesario el adjetivo, ya que la nieve suele ser blanca de naturaleza, pero que nos hace fijarnos más en ese sustantivo. Los epítetos son “todo un mundo” en la retórica, y admiten muchos matices: epítetos objetivos, subjetivos (apreciativos/peyorativos), intrínsecos, posicionales,...

En el mundo de la literatura épica, el concepto de epíteto se reserva a aquellos apelativos que acompañan al nombre o que lo sustituyen. Así, podemos leer “Zeus altitonante” o “el que junta las nubes”, epíteto que se refiere a Zeus.

Pero además de este concepto, relativamente moderno, y que asocia el epíteto a la descripción de un determinado personaje, encontramos en la épica homérica otras asociaciones similares pero referidas a sustantivos no personales, como el conocido ejemplo de las “cóncavas naves”. La repetición de este tipo de asociaciones a lo largo de toda la obra homérica nos debe hacer pensar que nos encontramos tanto ante un recurso estilístico como ante un recurso de ayuda a la memoria para el recitado de los poemas, al repetirse con una cierta frecuencia y ayudar así al recitador en su nada fácil tarea. De esa manera no sólo se identifica a los personajes, sino que se suministra al aedo una útil herramienta nemotécnica. Cabe hablar pues de un estilo propio de la literatura de transmisión oral, estilo del que Homero es quizás el máximo representante, y que conocemos con el nombre de “estilo formulario77 o “dicción formular78, que Milman Parry79 estudió a fondo80 en el contexto de una teoría general de la composición oral.

Por tanto, en los poemas de Homero debemos encontrar ambos tipos de recursos: el epíteto personal y la “fórmula”, que aportarán al texto dignidad, solemnidad, con un cierto aire arcaico. Y si bien el epíteto puede ser único en toda la obra, para que un grupo de palabras sea considerado como una “fórmula” debería encontrase repetido al menos en varias ocasiones.

Se han hecho infinidad de recopilaciones81 de esas fórmulas y epítetos homéricos82 (y en el Anexo de este trabajo con las referencias a Néstor ya se encontró un buen número de ellos), y en esta parte del trabajo se nos propone localizarlos en un fragmento de La Odisea, el que trata de los amores de Ares y Afrodita en el Canto VIII, 256-294:

Así dijo el deiforme Alcínoo. Levantóse el heraldo y fue a traer del palacio del rey la hueca cítara. Alzáronse también nueve jueces, que habían sido elegidos entre los ciudadanos y cuidaban de todo lo relativo a los juegos; y al instante allanaron el piso y formaron un ancho y hermoso corro. Volvió el heraldo y trajo la melodiosa cítara a Demódoco; éste se puso en medio, y los adolescentes hábiles en la danza, habiéndose colocado a su alrededor, hirieron con los pies el divinal circo. Y Odiseo contemplaba con gran admiración los rápidos y deslumbradores movimientos que con los pies hacían. Mas el aedo, pulsando la cítara, empezó a cantar hermosamente los amores de Ares y Afrodita, la de bella corona: cómo se unieron a hurto y por vez primera en casa de Hefesto, y cómo aquel hizo muchos regalos e infamó el lecho marital del soberano dios. Helios, que vio el amoroso acceso, fue en seguida a contárselo a Hefesto; y éste, al oír la punzante nueva, se encaminó a su fragua, agitando en lo íntimo de su alma ardides siniestros, puso encima del tajo el enorme yunque, y fabricó unos hilos inquebrantables para que permanecieran firmes donde los dejara. Después que, poseído de cólera contra Ares, construyó esta trampa, fuese a la habitación en que tenía el lecho y extendió los hilos en círculo y por todas partes alrededor de los pies de la cama y colgando de las vigas; como tenues hilos de araña que nadie hubiese podido ver, aunque fuera alguno de los bienaventurados dioses, por haberlos labrado aquél con gran artificio. Y no bien acabó de sujetar la trampa en torno de la cama, fingió que se encaminaba a Lemnos, ciudad bien construida, que es para él la más agradable de todas las tierras. No en balde estaba al acecho Ares, que usa áureas riendas; y cuando vio que Hefesto, el ilustre artífice, se alejaba, fuese al palacio de este ínclito dios, ávido del amor de Citerea, la de hermosa corona. Afrodita, recién venida de junto a su padre, el prepotente Cronión, se hallaba sentada; y Ares, entrando en la casa, tomóla de la mano y así le dijo: "Ven al lecho, amada mía, y acostémonos; que ya Hefesto no está entre nosotros, pues partió sin duda hacia Lemnos y los sinties de bárbaro lenguaje"

(1)Epítetos/fórmulas sobre nombres propios : deiforme Alcínoo83; Afrodita, la de bella corona; soberano dios84; Lemnos, ciudad bien construida...la más agradable de todas las tierras; Ares, que usa áureas riendas; Hefesto, el ilustre artífice; ínclito dios; Citerea85, la de hermosa corona; el prepotente Cronión86.

(2)Epítetos/fórmulas estrictos (el adjetivo es claramente superfluo): hueca cítara87; melodiosa cítara; divinal circo; amoroso acceso; punzante nueva; ardides siniestros; bienaventurados dioses.

(3)Epítetos/fórmulas adjetivales (el adjetivo sí que modifica/califica el significado del sustantivo): ancho y hermoso corro; rápidos y deslumbradores movimientos; enorme yunque; hilos inquebrantables; gran artificio; bárbaro lenguaje.

Hay que hacer constar que las cosas no son tan simples como pueda parecernos a simple vista. En principio, los epítetos personales del listado (1) no son conflictivos, ya que se reconocen claramente acompañando al nombre propio o sustituyéndolo. Los epítetos del listado (2) tampoco ofrecen muchas dudas, ya que las cítaras son siempre huecas y melodiosas (o deberían serlo...) , es decir, los adjetivos usados en ese grupo no aportan nada significativo al sustantivo que acompañan. El listado (3) acoge aquellas fórmulas en las que la condición anterior no se cumple, y el adjetivo usado sí que afecta claramente al significado: no todos los corros son anchos, no todos los yunques son enormes, no todos los lenguajes son bárbaros... Pero para poder afirmar que nos hallamos ante auténticas “repeticiones” deberíamos encontrar al menos algunas de éstas, y aquí está la dificultad. En algunos casos no es difícil rastrear las posibles repeticiones; por ejemplo, las referencias a Afrodita o a la cítara... pero muy diferente es la situación cuando se intenta buscar la referencia a “corro”, por ejemplo, que unas veces aparece en las traducciones como “corro”, otras como “pista”, otras como “circo”... la solución pasaría, obviamente, por el estudio de las repeticiones en el texto original griego, por ejemplo en la Perseus Digital Library ya citada. Y aquí empezarían las auténticas dificultades, cuando resulta que buscando “cítara” resulta que Homero usa la palabra φόρμιγξ , la phorminx, forminge o lira homérica (un arcaísmo más...), un instrumento88 de la familia de la lira, con el barbitón y la cítara... está claro que para leer/estudiar a Homero en su lengua original... ¡hay que saber griego y música, entre otras cosas!

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3.-La mal llamada colonización griega.

En la cronología sucinta comentada al principio del trabajo, vimos que, tras las edades “oscuras” se inicia, según Morkot, aproximadamente89 en el año 700, el período que hemos convenido en denominar “la Grecia Arcaica”. Otros autores, como Finley90, inician este período hacia el año 750, coincidiendo con las primeras oleadas migratorias. En lo que parece haber más consenso es en el momento del fin del período, hacia el año 500, coincidiendo con la fundación de la democracia ateniense y con el inicio de los conflictos con los persas. En ese período se alcanza la fijación ya casi definitiva de Grecia en su parte continental, en la franja costera de Asia Menor y en la mayor parte de las islas del Egeo, junto con los asentamientos producidos en la expansión griega, que será el objeto de esta parte del trabajo.

Esta época arcaica, predecesora y conformadora del posterior y espléndido Siglo V griego, sufrirá -y aprovechará también- las consecuencias inherentes a su entorno geográfico. Siempre se dice que la Geografía no condiciona la Historia, pero sin duda influye en ella. Fragmentada tanto en lo marítimo como en lo terrestre, Grecia desarrolla un conjunto de comunidades mal comunicadas entre sí, agrupadas entorno de lo que hoy llamamos “ciudad”. Vernant califica la aparición de la polis griega, entre los siglos VIII y VII (es decir, a principios de la época arcaica) como “un acontecimiento decisivo91. No es que antes no hubiese “ciudades”, ello es evidente, pero la polis griega tuvo el acierto de añadir a lo que simplemente era un “lugar donde vivir” una serie de características que las convirtieron en “lugares para convivir”. Se dio a la palabra una importancia que antes no tenía, apareciendo conceptos como el de debate público en el ágora, argumentación, demostración,... y así decimos que el logos empezó a coexistir92 con el mythos. La recuperación de la escritura permitió fijar claramente el conjunto de normas por las que la sociedad “decidía” regirse, y así asistimos a los primeros cuerpos de legislación redactados con la intención de constituir un bien común93.

Todo ello no sucedió sin conflictos: conflictos entre diferentes ciudades, conflictos entre la riqueza acumulada y la pobreza repartida (quizás el más universal y atemporal de los conflictos) Las soluciones políticas -la tiranía, por ejemplo- que se les dieron fueron diferentes94, y se vieron además apoyadas/facilitadas por la utilización de la emigración/colonización.

Debe hacerse ya aquí una observación importante respecto al concepto “colonización griega” que suele usarse. Tal como dice Finley95, entre otrosr11, es erróneo utilizar ese término en el mismo sentido en el que se usa habitualmente cuando se habla del colonialismo europeo de los Siglos XIX y XX d.C. Siguiendo a Gómez Espelosín96, por ejemplo, procuraremos usar los términos “migración” o “expansión”, más realistas y menos peyorativos. A fin de cuentas, hay que recordar que los propios griegos denominaban este fenómeno con el término apoikia, cuya traducción literal puede ser “emigración”, y en un sentido menos estricto, significaba “asentarse lejos de casa”, pero en ningún momento -como veremos- se establecieron relaciones “coloniales” en el sentido más moderno del término.

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3.1.-Una panorámica sobre la expansión griega.

La cronología de las migraciones griegas más importantes queda fijada, según muchos autores97, entre los años 750-550 , es decir, en pleno período arcaico. Sin embargo, hubo otras migraciones antes de esas fechas, y parece conveniente hacer aquí un breve resumen de todas ellas para enfocar correctamente el tema/momento a tratar.

Alrededor del año 1200, el derrumbe del mundo micénico produce una migración forzada de refugiados98, y puede destacarse (por el papel que tendrá en el futuro) el asentamiento de población en Chipre.

En las “Edades Oscuras” se originan movimientos de exploración y establecimiento de relaciones y/o establecimientos comerciales99 (emporia), cuyo principal resultado puede concretarse100 en la génesis de las ciudades jónicas del Asia Menor.

En la “Época Arcaica” es cuando el fenómeno expansivo griego tiene lugar de forma intensa y continuada. Se ha preferido ordenarlas por lugares de origen y fechas (aprox.) y lo ideal sería ir siguiendo esos lugares en alguno de los muchos101 mapas disponibles sobre el tema.

Todos los autores consultados coinciden en distinguir dos etapas102 en esta expansión griega de la Época Arcaica:

1ª Fase: entre 750 y 700/650103. Dirigida hacia Occidente esencialmente: Mar Jónico y el Sur de Italia junto con Sicilia. Son lugares “próximos”, en los que se busca tierra para cultivar, caladeros de pesca alternativos y metales (como el oro de Tasos, la plata, el estaño...)

Calcis y Eritrea (Isla de Eubea) Zancle / Messina, 756104; Cumas, 750105Naxos, 734106; Region / Reggio Calabria, 730107; Leontini, 729108; Catania, 729109 (control del Estrecho de Messina; entrada en Sicilia)
Corinto Corcira/Corfú, 743110; Siracusa, 734111
Megara Megara Hiblea, 728112
Aqueos de Hélice y Trecén Sibaris y Crotona, 720113
Paros Tasos, 720-708114
Esparta Taras/Tarento, 706115
2ª Fase: entre 700/650 y 550116. Dirigida hacia el Mar Negro, el Adriático, Libia (Cirenaica, Pentápolis), Sur de Francia, Suroeste y Nordeste de España. Son lugares buscados sobre todo por su valor estratégico a largo plazo (control de rutas comerciales), bastantes de ellos formados a partir de asentamientos creados en la fase anterior:
Lócridos opuntios Locros / Locri, 700117
Aqueos Metaponto, 690118
Rodios y cretenses Gela, 678119 ; Acragas/Agrigento, 580120 (desde Gela)
 Zancle / Messina  Hímera, 648121; Tauromenion / Taormina (sobre Naxos)
 Megara Hiblea  Selinunte, 630122
 Mileto123  Abido, Apolonia Póntica, Berezan-Borístenes, Cícico, Istria, Olbia, Panticapea, Sínope (Helesponto y Mar Negro)
 Megara  Ástaco, 675124; Calcedonia, 674125; Bizancio, 667126, Selimbria, 670127; Heraclea Póntica(¿Siris?), 560128 (Bósforo)
 Tera  Isla de Platea, 630129; Cirene, 632130 (Pentápolis)
 Corcira / Corfú  Apollonia, 588131; Epidamno / Dyrrhachium, 627132
 Atenas  Sigeo, 610133
 Sibaris  Poseidonia / Paestum, 600134
 Focea  Tartessos, 600135 (Suroeste de la Península Ibérica); Masalía/Marsella, 600136 ; Emporion/Ampurias, 590137
 Varias ciudades  Naucratis, 570138 (único asentamiento en Egipto)
 Aegina  Adria139 y ¿Spina?140, 540 (Adriático, sobre puertos etruscos141 en el delta del Po)

(Si se prefieren estos listados agrupados por destinos, véase el Anexo II, y si se prefiere ver una cronología general, ver el Anexo III))

La diferente longitud de ambos listados (no exhaustivos, evidentemente) no debe hacer pensar que una fase tuvo más importancia que la otra... La primera tuvo el siempre difícil papel de los iniciadores, y su importancia -como veremos más adelante- fue definitoria en la construcción del concepto de la nueva polis. La segunda se extendió territorialmente más lejos (basta con pensar en la distancia entre Ampurias y Bizancio...) proporcionando una visión general del Mediterráneo que permitía utilizarlo con un gran aprovechamiento económico.

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3.2.-Causas, mecanismos y consecuencias.

Los listados de ambas oleadas migratorias griegas vistos en el punto anterior nos muestran un gran número de lugares de origen de esas migraciones y una gran dispersión geográfica de los mismos142. Por tanto, hay que pensar en que las causas de esos movimientos poblacionales / pobladores debieron ser primero, muy importantes; segundo, variadas/múltiples aunque con factores comunes; tercero, estables en el tiempo (dos siglos...); cuarto, integradas en el contexto histórico y geográfico de la Grecia Arcaica. Y por otro lado, aunque los listados anteriores no son, ni mucho menos, exhaustivos, también se observa en ellos un papel muy restringido de Atenas y Esparta, las dos potencias griegas emergentes del momento y del futuro. Este fenómeno debería quedar incluído de forma natural en las explicaciones generales que demos sobre la expansión griega en la Época Arcaica. Aunque pensemos más bien en la primera oleada migratoria (la más dirigida hacia el Oeste), la segunda (a partir del 700 o 675, según autores) tendrá una explicación muy similar, con algunos matices.

Desde un punto de vista histórico, ya hemos comentado que los griegos viajaron y se asentaron en diferentes lugares próximos y accesibles durante la Época Oscura. Pero lo que sucede en la Época Arcaica es una gran generalización del fenómeno migratorio, que evidentemente aprovecha los conocimientos náuticos, rutas marítimas, intercambios mercantiles... desarrollados anteriormente. Es decir, no se parte de cero en el desarrollo de la expansión griega arcaica, sino que esta se apoya en un conjunto de conocimientos anteriores de todo tipo, que la llevan -quizás inevitablemente- en una dirección muy concreta para la resolución de los problemas que la originan.

➀▶El primer punto a tratar respecto a las causas de la expansión es el económico, en sentido amplio. Recordemos una vez más que Grecia es un país pobre, y que en la antigüedad esa pobreza debía notarse mucho más. Una agricultura de subsistencia en un suelo escaso y difícil, una pesca de bajura con artes muy poco eficaces, una escasez general de metales... junto con la típica demografía “del pobre” que cifra en el número su objetivo de asegurar el relevo generacional y la mano de obra barata, hace que en la Grecia Arcaica la crisis económica sea -por decirlo así- permanente. La conjunción de demografía elevada, de problemas143 agrarios irresolubles (incluída la gran concentración del suelo útil en manos de los aristócratas) y el interés económico de los dedicados al comercio, conduce de manera diría que inevitable a la solución adoptada: la salida de una parte significativa de la población hacia nuevos asentamientos, de manera que se reduzca la presión sobre los recursos (en asentamientos estables, apoikiai) o que se generen nuevos (en asentamientos comerciales, emporion)

La situación política en las poleis que están tanteando su desarrollo ciudadano también es un factor a tener en cuenta en la generalización del fenómeno migratorio. Las ciudades empiezan a dejar de ser un sitio sólo para vivir, y están evolucionando hacia un modelo de convivencia, una convivencia que no tiene sitio para todos, por motivos muy variados. Así, la formación de capas sociales (por no decir clases...) más privilegiadas que otras induce a estas otras a buscar un nuevo lugar donde desarrollarse sin las trabas que encuentran en su día a día. Curiosamente, una consecuencia de estos éxodos ciudadanos será la estimulación de los procesos conducentes a la afirmación de las poleis, como veremos más adelante.

Hay también causas políticas más concretas que la comentada de la formación de las poleis. Hidalgo et al144. cita, por ejemplo, los casos de Corinto, Eubea, Focea,... muy activos en la expansión griega y cuyo detonante fueron/pudieron ser conflictos sociales propios de cada una de esas comunidades, que empujaron a algunos de sus pobladores ¿los más innovadores, los más inconformistas,...? a salir de su entorno para afincarse en otros lugares. Estos conflictos (stasis, tal como los cuenta Tucídidesr12 hablando de Corcira145 (en fechas más tardías, pero conceptualmente semejante)146, que desde la economía/agricultura llegan a manifestarse en la vida política, fueron un importante factor en la expansión griega.

Y, como siempre, hay que insistir en que a pesar de que los condicionantes “pasivos”147 previos estaban claros y a pesar de que el detonante es indudablemente la penuria agrícola/económica, las causas del “éxito” de la expansión griega son múltiples -como hemos visto- y obedecen al conjunto de la realidad del momento. Se trata de un fenómeno “global”, con causas múltiples, identificables algunas, y que en conjunto puede decirse que responde a la necesidad de buscar más recursos o disminuir la presión sobre los existentes, en conjunción con una idiosincrasia griega fuertemente volcada hacia el mar y con una historia previa de navegaciones que facilitaron el paso adelante hacia otras regiones. “El deseo y la necesidad148 se aúnan de manera activa, enmarcados en el proceso de transformación de las poleis, y ayudados por estas producen la expansión que estamos estudiando.

Y para acabar de explicar las “causas”, haremos notar que los casos de Atenas y Esparta encajan perfectamente en ellas: participan muy poco en la expansión griega general ya que no tienen necesidad de prescindir de ninguna parte de su población. Su potencial económico es suficiente para todos, su potencial social/político es capaz de acoger a todos... (de manera muy diferente en ambas, eso sí...)

Una vez determinada la necesidad de llevar a cabo una colonización (usaremos esta terminología por comodidad, pero en el sentido que ya hemos explicado antes), la canalización del deseo debe concretarse de alguna manera. La metrópolis (origen de la migración) tiene que ayudar a su organización e, inevitablemente, a su financiación -al menos parcialmente-. En particular, el reclutamiento de colonos era un punto siempre complejo, unas veces por defecto, otras -las más- por exceso. Para llevar adelante los preparativos, se nombraba un oikistes, fundador, organizador, conductor... de la colonia. Normalmente, el nombramiento recaía en algún miembro destacado de la sociedad, un aristócrata (aristos = mejor, excelente) que en parte representaba a la metropolis, al menos inicialmente. Una de sus misiones fundamentales era la consulta al Oráculo de Delfos, que en la época iba adquiriendo el importante papel que llegaría a tener en la formación del mundo panhelénico. Sus consejos, decisiones, informaciones... no siempre eran desinteresadas, y cabe suponer que con ellas influía en los flujos migratorios, controlándolos en cierta manera.

Cuando se llegaba al emplazamiento escogido, el oikistes realizaba la inauguración de la nueva polis mediante el fuego sagrado de Hestia que se había traído de la metropolis, que se colocaba en el lugar donde se reunirían los magistrados de la ciudad, el pritaneo149, normalmente en el ágora, en el centro de la ciudad. A partir de ese rito fundacional150, ya se podía ir trazar la forma de la ciudad, distribuir la tierra, iniciar el redactado de la legislación... Si el emplazamiento era el definitivo (a veces se empezaba provisionalmente en un lugar más fácilmente defendible hasta la llegada de más colonos) empezaba a construirse las viviendas y edificios públicos y a roturarse las tierras de labor. Dado que la mayor parte de emplazamientos se escogían en la propia costa -por motivos evidentes-, embarcaderos y puertos eran objeto prioritario de esa actividad constructora. Poco a poco, la nueva polis ocupaba su lugar...

Como es de esperar, la nueva ciudad debe definir desde el principio tres tipos de relaciones en su conjunto: las relaciones con los anteriores ocupantes del territorio (si los había...), las relaciones con la metropolis de procedencia y sus propias relaciones internas.

Estas últimas son las que presentan un mayor grado de novedad y de interés. Dado que se partía desde cero en cuanto se refiere a todo lo relacionado con el nuevo establecimiento y dado que se venía de una situación en la metropolis que no había sido la mejor de las posibles, las apoikiai funcionan sin trabas en su organización ni en su toma de decisiones. Podemos decir que se crea un cierto ambiente “igualitario”151 (al menos, inicialmente) que se refleja en los procesos económicos y legislativos. Los ciudadanos de la polis lo son de pleno derecho, totalmente independientes de su ciudad de origen en lo político (con algunas excepciones...). Sus decisiones conforman una manera de hacer y de entender la polis que influirá152 enormemente en el desarrollo no sólo de la suya, sino también en la generalidad de las poleis metropolitanas. Por decirlo así, las hijas hacen mejorar a la madre...

Una madre, la metropolis, con la que se mantienen normalmente unas relaciones153 al menos “correctas”. Si la dependencia política tiende a ser mínima/nula, la interdependencia económica beneficia a ambas, por lo que se establecen relaciones comerciales privilegiadas entre ellas. La comunidad de lengua, historia, cultura,... hace que tanto la colonia como su ciudad origen logren mantener un sentimiento de unión que, evidentemente, las beneficia, las impulsa mutuamente y las hace permeables a los cambios y novedades que se van produciendo.

Las relaciones con los ocupantes anteriores del territorio colonizado presentan un amplio abanico de problemas y de “soluciones”. Se dieron desde simples contactos comerciales, nada conflictivos normalmente, hasta situaciones de sometimiento violento, y en general puede decirse ello dependió del “uso”154 que los recién llegados dieron al territorio. Cuando se trataba de asentamientos estrictamente comerciales, la conflictividad era mínima, dado el mutuo beneficio obtenido. Pero en cuanto la colonia crecía y necesitaba más tierra de cultivo (en realidad, para eso emigraron...) los conflictos con los pobladores originales estuvieron a la orden del día. Y no sólo era tierra lo que se necesitaba, sino que a veces (como en Sicilia) el tipo de cultivo exigía abundante mano de obra de la que la colonia no disponía, y por ello se recurría a diferentes grados de imposición de servidumbres laborales.

El resultado de todo ello no fue, a la larga, demasiado malo para nadie, y poco a poco los ocupantes y los ocupados fueron integrándose en un proceso de helenización completo, lento pero eficaz.

Lo anteriormente expuesto puede presentar un aspecto de “arcadia feliz” que debe matizarse. Las cosas nunca son ni blancas ni negras, sino que admiten todo tipo de grises... Así, el espíritu igualitario inicial de las colonias fue debilitándose, dando pie a repetir las situaciones de privilegio155 que ya se habían visto en la metropolis. Las relaciones de sumisión impuestas a los habitantes ocupados llegaron a veces al uso de la esclavitud, que Grecia practicaba como bien sabemos. Las relaciones entre colonos iniciales y los llegados posteriormente tampoco fueron siempre excelentes, ya que los recién llegados se quejaban de recibir las peores tierras, de no tener los mismos privilegios y derechos que los colonos que les precedieron... Y no hay que olvidar que la emigración no logró resolver siempre los problemas planteados en su origen, de manera que la evolución política en las ciudades de partida no fue necesariamente ejemplar, apareciendo la tiranía “a la griega” como manera de dar soluciones a esos problemas permanentes.

Aunque ya se han ido desgranando a lo largo de lo anteriormente expuesto, parece conveniente hacer aquí un resumen de las consecuencias que la expansión griega tuvo. Siguiendo a Hidalgo et al.156 pueden agruparse en tres aspectos, que en realidad son los que ya han ido apareciendo.

En el aspecto político, ya hemos visto como el desarrollo colonial tuvo un efecto beneficioso en el desarrollo de las poleis, de todas ellas en general. Ello indudablemente repercutió en los posteriores liderazgos de Atenas y Esparta, con todas las implicaciones históricas que tuvo.

En el aspecto comercial, la expansión colonial originó un tráfico -normalmente, marítimo- de mercancías mucho mayor que anteriormente, y significó una fuente de materias primas indispensables en la Grecia original: trigo (Sicilia), metales preciosos como la plata (Tartessos) y el oro (Tasos), metales utilitarios como el estaño, manufacturas de cerámica y de tejidos,... la economía griega se vio muy favorecida por su expansión colonial, un hecho que responde plenamente a la intención de esa expansión.

En el aspecto cultural, hay que volver a destacar que la expansión conformó el inicio del proceso de helenización, al relacionarse profunda e intensamente los griegos coloniales con las poblaciones de los territorios colonizados. No cabe duda de que esa helenización fue favorable para ambas partes, como puede verse fácilmente en la evolución posterior del sur de Italia y de Sicilia, dos zonas colonizadas en la primera fase, y cuyo gran desarrollo en paralelo con la Grecia inicial es indudable, incluso superándola.

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3.3.-¿Cómo lo vio Tucídides?

Cuando se denomina a Tucídides157, como se lee en muchos sitios158, “padre de la historiografía científica” e incluso “padre de la historia”, no se está exagerando demasiado. El enfoque que da a sus obras es totalmente novedoso y se aleja mucho del de Herodoto. Mientras este simplemente “describe”, basándose esencialmente en sus observaciones viajeras y en las tradiciones orales que recoge, Tucídides introduce conceptos inexistentes en las “historias” de Herodoto: narra hechos contemporáneos y directamente vividos, o al menos narrados por testigos presenciales; intenta comprender el presente, no sólo describir el pasado; el enfoque de su narración es político, con críticas/interpretaciones, transcribiendo discursos de los protagonistas siempre que dispone de ellos (estos discursos se piensa que fueron añadidos en alguna reelaboración de su obra), … Evidentemente, puede no estarse de acuerdo con su “filosofía del más fuerte” o con su adscripción decidida a la “política del poder” (Maquiavelo se hará reflejo de la misma), pero no cabe ninguna duda de la grandísima importancia159 de Tucídides en cuanto a historiador en un sentido ya muy avanzado del término.

Su obra (única) “La Guerra del Peloponeso”, escrita160 desde la distancia que da el exilio, narra161 los acontecimientos del conflicto que enfrentó a Atenas/Liga de Delos y Esparta/Liga del Peloponeso entre los años 431 y 404162, la primera guerra civil generalizada en el mundo griego y en el occidental. Con diferentes fases bélicas, interrumpidas por algunos años de paz (422-417, paz de Nicias) cambió radicalmente el panorama político y económico de la Grecia Clásica del Siglo V, y nada volvió a ser igual. Tucídides dice163 -hablando en tercera persona- en el proemio que Thucydide l'Athénien a raconté les différentes péripéties de la guerre des Péloponnésiens et des Athéniens ; il s'est mis à l'oeuvre dès le début de la guerre, car il prévoyait qu'elle serait importante et plus mémorable que les précédentes. Sa conjecture s'appuyait sur le fait que les deux peuples étaient arrivés au sommet de leur puissance. De plus il voyait le reste du monde grec, soit se ranger immédiatement aux côtés des uns et des autres, soit méditer de le faire. Ce fut l'ébranlement le plus considérable qui ait remué le peuple grec, une partie des Barbares, et pour ainsi dire presque tout le genre humain.”(la negrita es mía)

La obra está escrita en el S. V, apogeo de la Grecia Clásica, pero tiene un interés cierto para el trabajo que nos ocupa, las colonizaciones de la Época Arcaica. Ello es debido al hecho de que Tucídides, en su primer Libro de La Guerra del Peloponeso hace un repaso de la historia de Grecia desde sus principios mitológicos hasta el momento en el que empieza su narración. Ese repaso ocupa las secciones desde la II hasta la XIX, y se le suele asignar el nombre de Arqueologia, en el sentido que le da Tucídides de búsqueda de la comprensión del pasado, y aparecen diferentes alusiones a las migraciones estudiadas, que pasamos a concretar:

Libro I, § II164: ...il s'y produisit d'abord des migrations, car ... le commerce n'existait pas; les relations entre les peuples n'étaient sûres, ... les habitants ne tiraient chacun de leur terre que de quoi ne pas mourir de faim ; ils n'amassaient pas de richesses et ne faisaient pas de plantations, ...”

Libro I, § IV165:C'est Minos qui … soumit les Cyclades et, le premier, établit des colonies dans la plupart de ces îles, d'où il avait chassé les Cariens ...

Libro I, § VII166: Toutes les villes qui furent fondées plus récemment, quand on eut plus de facilité pour naviguer, et qu'on disposa d'un excédent de richesses, se bâtirent sur le bord de la mer, se fortifièrent et occupèrent les isthmes; le commerce était ainsi facilité …

Libro I, § XII167: ... même après les événements de Troie, la Grèce connut des émigrations et reçut des colonies … les citoyens exilés fondaient de nouvelles cités. … les Béotiens … colonisèrent la Béotie actuelle ... des Doriens … occupèrent avec les Héraclides le Péloponnèse ; la Grèce … envoya des colonies: les Athéniens colonisèrent l'Ionie et la plupart des îles ; les Péloponnésiens fondèrent la plus grande parte des colonies d'Italie et de Sicile et quelques pays du reste de la Grèce. Toutes ces colonies sont postérieures aux événements de Troie.

Libro I, § XIII168:Les Phocéens, fondateurs de Marseille, ...

Libro I, § XV169:...les peuples qui s'appliquèrent aux choses de la mer acquirent une puissance considérable par les rentrées d'argent et la domination sur d'autres peuples. En effet, avec leurs flottes, ils se soumettaient les îles, particulièrement ceux dont le territoire était insuffisant.

Y pueden encontrarse, en diferentes lugares de la obra de Tucídides, más referencias a las colonizaciones, como por ejemplo esta que alude al papel del oikistes:

Libro I, § XXIV170: Épidamne est une ville qu'on trouve à main droite quand on entre dans la mer Adriatique. … elle fut fondée par des colons de Corcyre et son fondateur fut Phalios … que suivant l'antique usage on avait appelé de la métropole. A la fondation d'Épidamne participèrent des Corinthiens et d'autres gens d'origine dorienne.

O este otro, en el que se ven los conflictos entre colonias y metropolis, y se hace referencia al desarrollo económico de la colonia:

Libro I, § XXV171: “Les Epidamniens … envoyèrent à Delphes demander au dieu s'ils devaient remettre la ville aux Corinthiens, qui en étaient les fondateurs, … obéirent donc à l'oracle, se rendirent à Corinthe … Les Corinthiens … estimaient que la colonie leur appartenait tout autant qu'aux Corcyréens, qu'ils détestaient ; ceux-ci, quoique étant leurs colons, ne s'acquittaient pas de leurs devoirs envers eux ; dans les cérémonies publiques, les Corcyréens ne leur accordaient pas les marques d'honneur traditionnelles ; dans les sacrifices ils n'offraient pas les prémices à un citoyen de Corinthe, comme le faisaient les autres colonies. Ils dédaignaient leur métropole, car à cette époque leurs richesses les avaient mis sur le même plan que les plus riches cités de la Grèce.

Y este otro es extremadamente significativo, tanto en el aspecto de la relación colonia/metropolis como en el aspecto político igualitario de las colonias:

Libro I, § XXXIV172: ...qu'ils sachent que toute colonie, lorsqu'elle est bien traitée, honore sa métropole ; mais que mal traitée, elle s'en éloigne. Car si des colons émigrent, ce n'est pas pour être les esclaves, mais les égaux des gens de la métropole. … Que leur conduite envers nous qui sommes leurs parents vous serve de leçon ...

Y así se podrían seguir rastreando más referencias coloniales en la obra de Tucídides... en particular, vale la pena hacer referencia al inicio del Libro VI, cuando Tucídides, que se dispone a narrar la intervención de Atenas en Sicilia (de resultados desastrosos), hace una exposición de la historia de la isla, y en particular, de las colonias que en ella se fundaron. Puede verse173 en ese Libro VI, desde §II al § V...

Queda claro con esta lectura de la obra de Tucídides que las fuentes modernas consultadas en los apartados anteriores de este punto del trabajo han bebido largamente en ella... Otras fuentes antiguas griegas disponibles serían las obras de Diodoro Sículo y de Plutarco. El primero, un siciliano del sigo I a.C., escribe su ingente “Biblioteca Histórica174, en la que los libros IV y V tocan el tema de la Grecia mitológica y de las colonizaciones, y los libros XI, XII y XIII tratan la época descrita por Tucídides en el marco general del Siglo V a.C. Diodoro ha tenido fuertes detractores, pero también otros le consideran una autoridad en determinados períodos175. Sabemos por ejemplo que una de sus fuentes fue la “Historia Universal” de Eforo de Cime176, historiador griego del siglo IV a.C., que no se ha conservado, pero que es relativamente cercana a los hechos del Siglo V a.C. Y respecto a Plutarco (Queronea, S. I d.C.), mirando el listado de biografías177 contenidas en sus “Vidas paralelas” vemos que podríamos encontrar información en las de Temístocles (524-459), Pericles (495-429), Alcibíades (450-404) y Timoleón (411-337).

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4.-Los Juegos Olímpicos.

4.1.-Origen y características. Su carácter panhelénico.

Si se mira el mapa178 de Grecia, se observa que la península del Peloponeso -unida a la Grecia continental por el Itsmo de Corinto- alberga un “triángulo dorado” de elementos claves en la historia griega: al Este, Micenas, la gran proyección hacia el pasado; al Sur, Esparta, la que siempre se proyectó más allá de Corinto; y al Noroeste, Olimpia, la gran proyección hacia el futuro. De Micenas ya hemos hablado anteriormente, y Esparta ha sido una de las protagonistas de la Guerra del Peloponeso narrada por Tucídices, así que nos queda comentar qué tuvo de especial Olimpia, cuyos Juegos han llegado hasta nuestra época.

Para empezar a entenderlo hay que comentar que la religión griega, muy en resumen, “cristaliza” esencialmente en fuerzas de la naturaleza que derivan y se encarnan hacia los “dioses” en una especie de panteísmo naturalista179. Esos dioses, a su vez, cristalizan para recibir el culto de sus fieles en representaciones “tangibles” en forma de estatuas, que serán albergadas en los templos. A diferencia de otras culturas -la egipcia, por ejemplo- el templo griego no alberga al propio dios, sino solamente a la estatua que lo representa. Esos templos van apareciendo a todo lo largo de la historia griega, aunque es solamente a partir del S. VIII cuando empiezan a construirse con materiales y estructuras más duraderos, de forma que hemos podido ver algo de lo debieron ser en su esplendor. No se busca para su emplazamiento ningún sitio especialmente “privilegiado”, sino que los vemos un poco por todas partes, aunque suele considerarse a Corinto como la región donde se llegó a fijar el “orden” constructivo inicial, que convenimos en llamar dórico.

Los templos no dejan de ser en gran manera una forma palpable de manifestar la importancia y la pujanza de una comunidad, de manera que hay tantos templos y tantos matices en sus cultos como comunidades que los levantaron180. Dado que la religión griega, aunque puede decirse que era un tema de estado, era también era un tema propio de las comunidades cultuales, la variedad de cultos y enfoques religiosos estaba garantizada.

Pueden citarse muchos templos en muchos lugares, pero lo que ahora queremos destacar es que algunos de ellos, a base de influencias varias, lograron alcanzar un carácter menos localista, más genérico, más abierto a todos los griegos a los que atraían con diferentes motivos y actividades... Llamamos a esos santuarios (más que un simple templo pues...) “panhelénicos” y fueron piezas clave en el desarrollo del corpus griego común181. Típicamente, citaríamos como ejemplos de santuarios panhelénicos el de Apolo en Delfos -ya se ha comentado su carácter de oráculo fundamental en la expansión arcaica- y el de Zeus en Olimpia, dedicado a los Juegos que llevan su nombre. Y como siempre, podemos encontrar ejemplos de todo tipor13: Delfos también organizaba además sus propios Juegos Píticos en honor de Apolo, y sin salir del Peloponeso podemos citar los Juegos Ístmicos, en honor de Poseidón en Corinto, y los Juegos Nemeos, en honor de Zeus en la llanura de Nemea, cantados todos ellos por Píndaror14 en sus Epiniciosr15.

Todos los Juegos citados (Olímpicos, Píticos, Ístmicos y Nemeos) respondían al hecho de que los griegos consideraban este tipo de certámenes -normalmente desarrollados en el marco de un festival más general- como una referencia religiosa, de ámbito público, en la que el individuo se diluía en lo colectivo, y su disputa era una manera de honrar a su familia, su clase, su ciudad, sus dioses. Manifestación tanto social como religiosa, se basaban en la areté, esa “cualidad de perfección”, de origen divino, cuyo ejercicio era un claro homenaje a los dioses que la habían donado al hombre182. Y no es difícil rastrear en épocas pasadas esta idea de la competición como homenaje, tal como se explica, por ejemplo, en La Ilíada -Canto XXIII- en los funerales de Patroclo: carreras -de carros y a pie-, lucha libre y boxeo, lanzamiento de peso y jabalina, tiro con arco... serían competiciones de los héroes homéricos que se repetirían en el tiempo arcaico.

En resumen, con un origen heroico y religioso, estas actividades “deportivas” ayudaron a conformar el panhelenismo aglutinador de la idea de la Grecia común, aunque diversa y no siempre pacífica, con importantes momentos muy “cainitas”.

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4.2.-La organización de los Juegos.

Aunque escribamos estas líneas pensando esencialmente en los Juegos Olímpicos, el paradigma de esta clase de manifestación, lo que de ellos digamos es compartido en gran manera con los otros citados.

Suele aceptarse que la fecha de inicio de los Juegos Olímpicos es la del año 776, de acuerdo con Timeo de Taormina183, citado por Osborner16, p. 24. Su periodicidad era de cuatro años, se celebraban en pleno verano, y eran precedidos por una convocatoria general en toda Grecia. Su duración variaba entre cinco y siete días, durante los cuales se suspendía todo tipo de conflicto armado, garantizando esta tregua olímpica la asistencia de numerosos atletas y espectadores.

Según Gómez Espelosín184, las pruebas que se celebraban eran las carreras de carros, las carreras a pie, saltos de longitud, lanzamiento de jabalina, lanzamiento de disco, boxeo y pancracio. Pero Mínguez185 habla de “diez competiciones”, sin especificarlas, y en otras fuentes186 se cita también la lucha libre. El llamado Pentatlón, que agrupaba cinco de esas competiciones, era el plato fuerte de la Olimpíada, y la que más prestigio daba a los atletas, junto con la carrera de carros.

Estos atletas participantes debían ser exclusivamente griegos, varones no esclavos ni con pleitos pendientes con la justicia. Siguiendo las costumbres habituales, las mujeres no podían participar, y ni siquiera podían entrar en el santuario a presenciar las pruebas. Los atletas se sometían a reconocimientos médicos, a diferentes ritos de purificación, y prestaban juramento a las reglas establecidas, cuya no observancia era fuertemente sancionada187. Los premios eran meramente simbólicos (una corona de olivo o, posteriormente, de laurel), pero su carga emocional era elevadísima, y un atleta vencedor en Olimpia gozaba de todo tipo de reconocimiento social.

Debido a la extensión a otros lugares de estos pruebas atléticas, que se alternaban en el tiempo, no había prácticamente año en el que no se celebrase alguna. El desplazamiento de los espectadores, la repercusión social y económica, el reconocimiento de los atletas -vencedores y no vencedores- …. fueron motivos claros por los cuales los griegos fueron desarrollando -y manteniendo- el panhelenismo que antes se ha comentado. Obviamente, los griegos no estaban en absoluto aglutinados políticamente, pero tenían en el lenguaje y la religión una potente fuente de reconocimiento identitario, y los Juegos Olímpicos tuvieron una gran parte en ello.

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4.3.-La proyección posterior.

Con los naturales cambios que los años fueron obligando (por ejemplo, en época de Filippo II los Macedonios fueron admitidos en las competiciones) los Juegos Olímpicos extendieron su actividad hasta finales del Siglo IV d.C. En el período romano, los espectáculos “similares” no fueron en realidad nada parecido a los griegos, de los que les separaba totalmente la esencia religiosa y el sentimiento identitario que ya hemos comentado.

El advenimiento del cristianismo fue el principio del fin de los Juegos Olímpicos, dada la “especialísima” opinión cristiana sobre la competición deportiva, la desnudez de los atletas, la religiosidad expresada mediante la actividad física... Teodosio I publica el Edicto de Tesalónica188 en el 380 d.C. adoptando la católica como religión oficial del Imperio y, consecuentemente, en el 393 d.C. prohibe los Juegos por su carga pagana, siendo este el último año de su celebración (doce siglos después de su inicio...) En el 395 d.C. los godos arrasan físicamente Olimpia, y el el 408 d.C. Teodosio II y Honorio, ya con el Imperio Romano dividido, ordenan la destrucción completa de todos los centros de culto pagano. Sic transit gloria mundi...

Sin embargo, los Juegos Olímpicos “resucitaron” de la mano del Barón de Coubertin que los impulsó a partir de 1894 d.C. Los primeros JJ.OO. de la Época Moderna tuvieron lugar -como no podía ser menos- en Atenas en 1896, y desde entonces se han venido celebrando cada cuatro años, con las excepciones de 1916, 1940 y 1944 debidas a la I y II Guerras Mundiales.

Aunque se hable hasta la saciedad del “espíritu olímpico” como el conjunto de virtudes que debería presidir los JJ.OO. Modernos, hay en realidad un alejamiento total de lo que fueron los Juegos Olímpicos en la antigüedad.

Como marco general de esa diferencia189, hay que decir que los griegos hacían de sus Juegos una manifestación de su religiosidad mientras que en los JJ.OO. Modernos nada hay que la recuerde. Se trata de una manifestación esencialmente deportiva, sin ninguna referencia religiosa. Si hay que buscar alguna referencia más “trascendente”, podemos ver en ellos motivaciones políticas espurias, alejadas del espíritu deportivo que predican. Basta con recordar las Olimpiadas de Berlín de 1936, o la participación de la URSS en las de Helsinki en 1952 en plena “guerra fría”, la utilización partidista/propagandística de las de México en 1968, la actitud iraní en la actualidad, boicoteando a Israel... (como muchos otros boicots, ciertamente...) para ver que un acontecimiento en principio sólo deportivo puede ser usado para muchos otros fines, tergiversando su idea original.

En cuanto a detalles concretos190 en los que puedan verse diferencias entre los JJ.OO. Antiguos y Modernos, hay infinidad191 de ellos. Sin ánimo de exhaustividad, saltan a la vista los siguientes (el orden no significa ninguna clasificación por importancia...)

-Los participantes no son ya de un sólo país, sino que compiten atletas de todo el mundo. Lo que aglutinaba a los griegos en su helenismo ya no puede producir ese mismo efecto cuando la competición se extiende a más de dos centenares de países. Y el tema de la nacionalidad de los atletas se presta a todo tipo de incidencias, como se ve frecuentemente (un finlandés corriendo -y dopándose- esquí de fondo en el equipo español, por ejemplo)

-Esos atletas ya no pueden considerarse en muchos casos como simples amateurs, como lo eran los griegos, y la polémica entre amateurismo versus profesionalismo está siempre subyacente en muchos deportes olímpicos.

-Esos deportes olímpicos, que en la antigüedad no pasaban de la decena, se han multiplicado extraordinariamente, en muchas ocasiones por motivos extradeportivos -prestigio, agravios comparativos, intereses económicos...- y se ha llegado a introducir algunos harto peregrinos. En la sociedad actual, el deporte como expresión del ocio no tiene nada que ver como el deporte (mejor sería llamarlo ejercicio físico sin más) tal como se entendía en el mundo olímpico griego, y ello es quizás la causa de su diversificación dentro de los Juegos Modernos.

-Los Juegos Modernos acogen pruebas colectivas, que no existían en Olimpia, donde eran estrictamente individuales.

-La duración de las pruebas se ha, como mínimo, doblado, a pesar de la utilización de múltiples sedes para acoger tantos deportes y tantos atletas. Olimpia constituía claramente una única sede, mientras que los Juegos actuales se reparten mucho en las proximidades de las sedes principales. Por su volumen, las repercusiones económicas y urbanísticas no son siempre positivas.

-Los espectadores que asisten presencialmente a los Juegos se han convertido en una fuente de ingresos, ya que la posibilidad de verlos in situ es siempre de pago, lo que en Olimpia no se planteaba.

-La tecnología ha influido enormemente en los Juegos, para bien y para mal. Un efecto positivo lo constituye la retransmisión por televisión a todo el mundo, dándoles así una gran difusión, pero a cambio las tecnologías biomédicas han introducido el oscuro mundo del dopaje en los Juegos. El deporte de alta competición busca el rendimiento máximo, la victoria es su objetivo ¿a cualquier precio?, mientras que el olimpismo antiguo buscaba la estética de la perfección sin que el triunfo pudiese obtenerse de cualquier manera fuera de las normas establecidas.

-Esa misma tecnología de los mass media ha sido un arma de doble filo... por un lado produce una difusión amplísima, pero esa difusión es un atractivo para fenómenos como el del terrorismo, como se vio, por ejemplo, en las Olimpiadas de Munich de 1972, situación nada comparable a la de la “tregua sagrada” en los Juegos antiguos griegos.

-Los Juegos en Olimpia eran únicos, aunque se celebrasen otros diferentes en otros sitios, cada uno dedicado a un dios, como vimos anteriormente. En la actualidad, además de los Juegos Olímpicos se celebran también los Juegos Olímpicos de Invierno, los de la Juventud y los Paralímpicos, que ponen el acento en otros focos deportivos/sociales diferentes. Y ello sin entrar en el mundo de los juegos “locales”: Panamericanos, de Oceanía, de la Francofonía, del Mediterráneo...

-Los premios siguen siendo “simbólicos” en los JJ.OO. Modernos, en forma de medallas. Pero en la realidad vemos luego Mark Spitz gestionando piscinas y ropa de natación, a Alberto Tomba representando diferentes marcas de material de esquí... la remuneración de los ganadores famosos existe indudablemente, y a unos niveles impensables en los Juegos Antiguos.

-No todas las diferencias que se pueden encontrar, como las que hemos citado, dan un saldo “negativo” para los JJ.OO. Modernos... por ejemplo, la mujer se ha ido incorporando a la participación en los Juegos, aunque ciertamente ha costado hacerlo totalmente, si es que ello puede decirse así. Los países ricos del área musulmana (Barein, Emiratos Árabes, Arabia Saudita, Catar,...) son muy reticentes a la participación femenina, que administran con cuentagotas, y siempre que se trate de determinados deportes en los que sea fácil el control de la indumentaria, por ejemplo. Y, por el contrario, no hay pruebas de natación sincronizada para atletas masculinos... ¿es discriminatorio, como piensan algunos?

Muy en resumen, los Juegos Antiguos fueron un aspecto de una fiesta de carácter eminentemente religioso, y que al trasplantarse miméticamente a los Juegos Modernos -que ya no pueden tener ese carácter religioso- se han convertido en una manifestación estrictamente social/deportiva (un espectáculo de primer orden, eso sí) que se mantiene en gran medida por intereses de imagen nacional/ciudadana y económicos/urbanísticos, con grandes diferencias con los orígenes griegos. Los Juegos Modernos, en comparación con los Antiguos, se han secularizado en su intencionalidad, se han democratizado en su participación, se han masificado en su espectacularidad y han hecho del récord su doctrina justificativa.

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5.-A modo de conclusión.

Al final de este trabajo, como en general de todos, conviene hacer una, aunque sea breve, mirada sobre lo estudiado, para evitar que los árboles nos impidan ver el bosque...

En estas páginas que aquí acaban hemos hecho un recorrido por los inicios del mundo griego, desde sus lejanos orígenes minoicos y micénicos hasta la Época Arcaica.

Si tuviese que poner un subtítulo a este trabajo, lo denominaría “las proyecciones griegas”... Efectivamente, en él hemos estudiado cuatro proyecciones bien diferentes desde el núcleo griego arcaico: una primera, histórica/arqueológica, hacia muy atrás, hacia el mundo mediterráneo anterior al 1200 a.C., en la que la leyenda y la historia aún están por deslindar; la segunda proyección ha sido literaria, asistiendo a la recuperación de la escritura y la plasmación/fijación de los poemas homéricos... ; la tercera proyección ha sido geográfica, estudiando cómo la Grecia Arcaica se expande en el ámbito Mediterráneo (esencialmente...); y la cuarta proyección ha sido temporal, de futuro, viendo cómo -con sus diferencias- las manifestaciones religiosas griegas han pervivido en cierta manera bajo la forma de los Juegos Olímpicos.

Se empezó hablando de un “amasijo” de pobladores de diferentes -y a veces, desconocidos- orígenes, y se acaba con una población que ya se autodenomina Hélade, que aún no ha llegado a aglutinarse en una única estructura política y social (lo que, de hecho, sospecho que no se conseguirá del todo tampoco más adelante, excepción hecha del breve reinado de Alejandro Magno...) y que está sentando las bases de lo que constituirá la cuna de mucho de nuestra civilización, la Época Clásica. A ella nos dedicaremos próximamente.

José Carlos Vilches Peña. En Vielha, octubre de 2014.

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Anexo I: referencias a Minos y Néstor.

Sobre Minos:

En La Ilíada:

Canto XIII, 446 y ss. Habla Idomeneo a Deífobo: “Ven hombre admirable, ponte delante y verás quién es el descendiente de Zeus que aquí ha venido; porque Zeus engendró a Minos, protector de Creta; Minos fue padre del eximio Deucalión, y de éste nací yo que reino sobre muchos hombres en la vasta Creta y vine a las naves para ser una plaga para ti, para tu padre y para los demás teucros.

Canto XIV, 312 y ss. Habla Zeus a Hera: “nunca he amado así, ni a la esposa de Ixión, que parió a Parítoo, consejero igual a los dioses; ni a Dánae, la de bellos talones, hija de Acrisio, que dio a luz a Perseo, el más ilustre de los hombres, ni a la celebrada hija de Fénix, que fue madre de Minos y de Radamantis, igual a un dios;

En La Odisea:

Canto XI, 321 y ss. Habla Odiseo narrando su descenso al Hades: “Vi a Fedra, a Procris y a la hermosa Ariadna, hija del artero Minos, que Teseo se llevó de Creta al feraz territorio de la sagrada Atenas mas no pudo lograrla, porque Artemis la mató en Día, situada en medio de las olas, por la acusación de Dióniso.

Canto XI, 568 y ss. Habla Odiseo narrando su descenso al Hades: “Allí vi a Minos, ilustre vástago de Zeus, sentado y empuñando áureo cetro, pues administraba justicia a los difuntos. Estos, unos sentados y otros en pie a su alrededor, exponían sus causas al soberano en la morada de Hades.

Canto XVII, 513 y ss. Habla Eumeo respondiendo a Penélope: “Asegura que fue huésped del padre de Odiseo y que vive en Creta, donde está el linaje de Minos.

Canto XIX, 172 y ss. Habla Odiseo respondiendo a Penélope: “Entre las ciudades se halla Cnosos, gran población, en la cual reinó por espacio de nueve años Minos, que conversaba con el gran Zeus y fue padre de mi padre, del magnánimo Deucalión. Este engendróme a mí y al rey Idomeneo, que fue a Ilión en las corvas naves, juntamente con los Atridas; mi preclaro nombre es Etón

(Volver al Punto 1.2)

Sobre Néstor:

Muy diferente es la situación que encontramos cuando rastreamos a Néstor en los poemas homéricos. Las referencias al rey de Pilos son continuas, y su elevado número nos obliga a hacer una selección de ellas, selección que tendrá como criterio el que nos dé alguna indicación sobre su personalidad y sobre cómo le veían sus coetáneos, dejando de lado las que sólo traten de su linaje o las que sean repeticiones sin más. De esta manera, destacaría las siguientes: (la negrita es mía)

En La Ilíada:

Canto I, 245 y ss. Néstor interviene en la discusión de Aquiles y Agamemnón por Briseida: “Pero levantóse Néstor, suave en el hablar, elocuente orador de los pilios, de cuya boca las palabras fluían más dulces que la miel—había visto perecer dos generaciones de hombres de voz articulada que nacieron y se criaron con él en la divina Pilos y reinaba sobre la tercera— y benévolo les arengó diciendo:

Canto II, 16 y ss. Hipno adopta la figura de Néstor para aparecerse a Agamemnón: “Partió el Hipno al oír el mandato, llegó en un instante a las veleras naves aqueas, y hallando dormido en su tienda al Atrida Agamemnón —alrededor del héroe habíase difundido el sueño inmortal— púsose sobre la cabeza del mismo, y tomó la figura de Néstor, hijo de Neleo, que era el anciano a quien aquél más honraba.

Canto II, 76 y ss. Néstor habla sobre el sueño de Agamemnón: “Seguidamente levantóse Néstor, que era rey de la arenosa Pilos, y benévolo les arengó

Canto II, 333 y ss. Néstor arenga a los argivos ante las naves: “Y Néstor, caballero gerenio192, les arengó diciendo

Canto V, 561 y ss. En pelea con Eneas: “Pero Antíloco, hijo del magnánimo Néstor

Canto VII, 313 y ss. Tras el reto de Héctor: “el anciano Néstor, cuya opinión era considerada siempre como la mejor, comenzó a darles un consejo. Y arengándolos con benevolencia, así les dijo

Canto VIII, 78 y ss. Perseguido por Héctor: “sólo se queda Néstor gerenio, protector de los aqueos,

Canto IX, 50 y ss. Tras el discurso de Diomedes: “Y el caballero Néstor se levantó y dijo

Canto X, 1 y ss: Agamemnón, pensando soluciones: “creyendo que la mejor resolución sería acudir a Néstor Nelida, el más ilustre de los hombres

Canto X, 42 y ss. Agamemnón, buscando a Néstor: “mientras voy en busca del divino Néstor y le pido que se levante

Canto X, 72 y ss. Agamemnón, buscando a Néstor: “y fue en busca de Néstor, pastor de hombres.

Canto X, 86 y ss. Agamemnón dice a Néstor: “¡Néstor Nelida, gloria insigne de los aqueos!

Canto XI, 489 y ss. En la lucha: “un inmenso vocerío se dejaba oír alrededor del gran Néstor y del bizarro Idomeneo … al punto habló Idomeneo al divino Néstor:

Canto XI, 618 y ss. Sobre la copa de Néstor: “los aqueos se la adjudicaron a Néstor, que a todos superaba en el consejo

Canto XIV, 1 y ss. Néstor habla a Macaón: “Néstor, aunque estaba bebiendo, no dejó de advertir la gritería; y hablando al descendiente de Asclepio, pronunció estas aladas palabras:

Canto XXIII, 626 y ss. Néstor contesta a Aquiles: “se me alegra el corazón al ver que te acuerdas siempre del buen Néstor y no dejas de advertir con qué honores he de ser honrado entre los aqueos.

Las demás referencias a Néstor en La Ilíada las dejo aquí simplemente indicadas, ya que considero que no aportan gran cosa más sobre nuestro personaje:

Canto II: 53, 56, 394, 419, 546, 591; Canto IV: 292, 317; Canto VI: 32, 66; Canto VII: 120, 161, 181; Canto VIII: 112, 130, 151, 184; Canto IX: 89, 162, 173; Canto X: 102, 128, 131, 143, 148, 168, 194, 220, 227, 526, 543, 554; Canto XI: 511, 516, 597, 608, 655, 786, 837; Canto XIII: 383, 540; Canto XIV: 27, 42, 52, 64; Canto XV: 367, 572, 653; Canto XVI: 317; Canto XVII, 366, 652, 673; Canto XVIII: 15; Canto XIX: 238, 309; Canto XXIII: 287, 349, 403, 539, 596, 612, 754

En La Odisea:

Canto I, 252 y ss. Atenea habla a Telémaco: “También a ti te daré un prudente consejo, por si te decidieras a seguirlo: Apresta la mejor embarcación que hallares, con veinte remeros; ve a preguntar por tu padre, cuya ausencia se hace ya tan larga, y quizá algún mortal te hablará del mismo o llegará a tus oídos la fama que procede de Zeus y es la que más difunde la gloria de los hombres. Trasládate primeramente a Pilos e interroga al divinal Néstor; y desde allí ve a Esparta, al rubio Menelao,

Canto III, 14 y ss. Atenea habla a Telémaco: “Ea, ve directamente a Néstor, domador de caballos, y sepamos qué guarda allá en su pecho. Ruégale tú mismo que sea veraz, y no mentirá, porque es muy sensato.

Canto III, 55 y ss. Atenea ruega a Poseidón: “Ante todas cosas llena de gloria a Néstor y a sus vástagos

Canto III, 79 y ss. Telémaco pregunta a Néstor: “Néstor Nelida, gloria insigne de los aqueos! Preguntas de dónde somos.

Canto III, 239 y ss. Telémaco dice a Atenea: “Pero ahora quiero interrogar a Néstor y hacerle otra pregunta, ya que en justicia y prudencia sobresale entre todos y dicen que ha reinado durante tres generaciones de hombres; de suerte que, al contemplarlo me parece un inmortal.

Canto III, 465 y ss. Tras el baño de Telémaco: “Telémaco salió del baño, con el cuerpo parecido al de los inmortales, y fue a sentarse junto a Néstor, pastor de pueblos

Canto XI, 504 y ss. Odiseo habla a Aquiles en el Hades: “mas de tu hijo Neoptólemo te diré toda la verdad, … hablaba siempre antes que ninguno y sin errar; y de ordinario tan sólo el divino Néstor y yo le aventajábamos

Canto XXIV, 43 y ss. El alma de Agamemnón habla con el alma de Aquiles: “tal temblor les entró a todos los aqueos, que se lanzaron a las cóncavas naves si no los detuviera un hombre que conocía muchas y antiguas cosas, Néstor, cuya opinión era considerada siempre como la mejor. Este, pues, arengándolos con benevolencia, les habló diciendo:

Las demás referencias a Néstor en La Odisea las dejo aquí simplemente indicadas, ya que considero que no aportan gran cosa más sobre nuestro personaje:

Canto III: 29, 62, 102, 201, 210, 253, 337, 385, 395, 404, 430, 447, 465, 470; Canto IV: 20, 65, 155, 183, 190, 203, 296, 485; Canto XI: 281; Canto XV: 1, 143, 151, 155, 192; Canto XVII: 108.

(Volver al Punto 1.2)

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Anexo II: La expansión griega, por zonas de destino.

Sicilia

756

Zancle/Messina

Eubea

736

Tauromenion/Taormina

Zancle/Messina

734

Naxos

Eubea

734

Siracusa

Corinto

729

Catania

Eubea

729

Leontini

Eubea

728

Megara Hiblea

Megara

678

Gela

Rodios y cretenses

648

Hímera, 648

Zancle/Messina

630

Selinunte

Megara Hiblea

580

Acragas/Agrigento

Gela

Sur de Italia

750

Cumas

Eubeos

730

Region / Reggio Calabria

Eubeos

720

Sibaris y Crotona

Aqueos de Hélice y Trecén

706

Taras/Tarento

Esparta

700

Locros/Locri

Lócridos opuntios

690

Metaponto

Aqueos

600

Poseidonia/Paestum

Sibaris

Costa Mediterránea Norte

743

Corcira/Corfú

Corinto

720-708

Tasos

Paros

627

Epidamno/Dyrrhachium

Corcira/Corfú

588

Apollonia

Corcira/Corfú

560

Heraclea Póntica/¿Siris?

Megara

Mar Negro

675

Ástaco

Megara

674

Calcedonia

Megara

670

Selimbria

Megara

667

Bizancio

Megara

657

Istria/Istros

Mileto

650

Abido, Olbia, Cícico, Sínope

Mileto

647

Berezan-Borístenes

Mileto

610

Apolonia Póntica

Mileto

610

Sigeo

Atenas

560

Panticapea

Mileto

Norte de África

632

Cirene

Tera

630

Platea

Tera

570

Naucratis

Varias ciudades

En Occidente

600

Tartessos, Masalía/Marsella

Focea

590

Emporion/Ampurias

Focea

Mar Adriático-Norte

540

Adria

Aegina

540

Spina

???

(Volver al punto 3.1)

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Anexo III: La expansión griega, cronología general.

 

Fecha (a.C.)

Destino

Origen

Zona de destino

756

Zancle/Messina

Eubea

Sicilia

750

Cumas

Eubeos

Sur de Italia

743

Corcira/Corfú

Corinto

Costa Med. Norte

736

Tauromenion/Taormina

Zancle/Messina

Sicilia

734

Naxos

Eubea

Sicilia

734

Siracusa

Corinto

Sicilia

730

Region / Reggio Calabria

Eubeos

Sur de Italia

729

Catania

Eubea

Sicilia

729

Leontini

Eubea

Sicilia

728

Megara Hiblea

Megara

Sicilia

720

Sibaris y Crotona

Aqueos de Hélice y Trecén

Sur de Italia

720-708

Tasos

Paros

Costa Med. Norte

706

Taras/Tarento

Esparta

Sur de Italia

700

Locros/Locri

Lócridos opuntios

Sur de Italia

690

Metaponto

Aqueos

Sur de Italia

678

Gela

Rodios y cretenses

Sicilia

675

Ástaco

Megara

Mar Negro

674

Calcedonia

Megara

Mar Negro

670

Selimbria

Megara

Mar Negro

667

Bizancio

Megara

Mar Negro

657

Istria/Istros

Mileto

Mar Negro

650

Abido, Olbia, Cícico, Sínope

Mileto

Mar Negro

648

Hímera, 648

Zancle/Messina

Sicilia

647

Berezan-Borístenes

Mileto

Mar Negro

632

Cirene

Tera

Norte de África

630

Platea

Tera

Norte de África

630

Selinunte

Megara Hiblea

Sicilia

627

Epidamno/Dyrrhachium

Corcira/Corfú

Costa Med. Norte

610

Apolonia Póntica

Mileto

Mar Negro

610

Sigeo

Atenas

Mar Negro

600

Poseidonia/Paestum

Sibaris

Sur de Italia

600

Tartessos, Masalía/Marsella

Focea

En Occidente

590

Emporion/Ampurias

Focea

En Occidente

588

Apollonia

Corcira/Corfú

Costa Med. Norte

580

Acragas/Agrigento

Gela

Sicilia

570

Naucratis

Varias ciudades

Norte de África

560

Heraclea Póntica/¿Siris?

Megara

Costa Med. Norte

560

Panticapea

Mileto

Mar Negro

540

Adria

Aegina

Mar Adriático-Norte

540

Spina

???

Mar Adriático-Norte

 

(Volver al punto 3.1)

(Volver al índice)

Biblio y webgrafía.

Se ha procurado no interrumpir en exceso el texto, para mayor comodidad a la hora de leerlo, por lo que algunos detalles y enlaces a imágenes aclaratorias se han puesto en Notas al pie de página, que se agrupan ahora al final del documento. Clicando en el número que las identifica podemos leer la Nota. Para retroceder al texto donde se dejó, basta con clicar en el número de orden que antecede a la Nota.

Las referencias de las obras en papel y en línea que se han consultado más a fondo, en mayor o menor grado, están al final del documento, agrupadas como Notas Finales. El número que las identifica está precedido de la letra "r" y clicando en él nos baja al pie del documento para leer la Nota Final correspondiente. Para retroceder al texto donde se dejó, basta con clicar en el número de orden que antecede a la Nota, que aparece entre corchetes.

Para las referencias se ha utilizado la normativa del TermCat y se han dejado en el orden en que aparecen en el documento, para permitir seguir mejor su relación con el mismo.

Respecto a la inclusión o no de imágenes en el texto, se ha valorado cuidadosamente el hacerlo o no, y la decisión ha sido la habitual: no ponerlas, con alguna mínima excepción. Pienso que no se trata de hacer una colección de imágenes, que podrían ser centenares, sino construir un texto razonado sobre los temas propuestos. Evidentemente, se ponen los enlaces a aquellas imágenes que se considera relevante verlas al menos una vez, cosa muy recomendable si no se conoce personalmente la obra comentada.

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Listado de Notas al Pie y Notas Finales

1Percy Bysshe Shelley (1792 – 1822) en el prefacio de su drama lírico Hellas (1821): “We are all Greeks. Our laws, our literature, our religion, our arts have their root in Greece.” Verlo en http://en.wikisource.org/wiki/Hellas [6/10/14]

2Tomado de https://sites.google.com/site/vamosahacercosas/temas/grecia/analisis-del-mapa-de-la-antigua-grecia (más por bello que por preciso...) [6/10/14]

3Morkot, p. 12-21

4Las islas estaban en ebullición, el caos reinaba en ellas. Sus habitantes huyeron todos al mismo tiempo. Ningún país podía resistirlos […] los destruyeron y se reagruparon en plena tierra amorrita.” Inscripción en un muro del Templo de Medinet-Habu, hacia 1190 a.C., reinando el Faraón Ramsés III.

9Hidalgo et al., p. 50.

11Hidalgo et al., p. 58.

12Hidalgo et al., p. 58-59.

25Véase, p. ej., Morkot, p. 24-25.

26“...Entre estas ciudades está Cnossós, una gran urbe donde reinó durante nueve años Minos, confidente del gran Zeus, padre de mi padre el magnánimo Deucalión...” (Canto XIX, 172 y ss.)

27Vilches Peña, José Carlos: Héroes en busca de padre. http://www.jvilchesp.es/historia/mr/origenes/heroes [6/10/14]

28Pausanias, Descripción de Grecia, Libro I, XXII, 4-5 , http://www.historia-del-arte-erotico.com/Pausanias/libro1.htm [6/10/14]

30Se cuenta en muchas obras antiguas; véase por ejemplo la de Diodorus Siculus, Biblioteca Histórica, Libro I, 61: http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Perseus:abo:tlg,0060,001:1:61&lang=original

31Bailly, A. Dictionnaire Grec-Français. París: Lib. Hachette, 1961. 2230 p. Ver p. 1162.

32Hay que hacer notar que “laberinto” se escribe λᾰβύρινθος que parece tener raíces comunes con λάβρυς ...

33Grimal, p. 359-361.

34Véase, p. ej., el mapa del comercio del Bronce en el Mediterráneo en la página 29 de la obra citada de Morkot.

35Hidalgo et al., p. 47-48.

36Grimal, p. 378 y 379.

38Ver la bibliografía en Notas Finales del documento.

39Vernant, p. 30.

40Carreras et al., p. 19 y ss.

41Vernant, p. 46.

42Hidalgo et al., p. 48-49.

44Hidalgo et al., pág 60-61.

46Hidalgo et al., p. 63-67.

48Carreras et al., II, p. 24-25.

52Hidalgo et al., p. 79-81.

54Vilches Peña, José Carlos: Ab urbe condita, Tito Livio, Libro I.

http://www.jvilchesp.es/historia/literatura/titolivio1 [10/10/14]

55Vilches Peña, José Carlos: Augusto y el poder.

http://www.jvilchesp.es/historia/mr/imperio/augusto [10/10/14]

56Un inciso personal: de bien pequeño me regalaron un maravilloso libro, que aún conservo (una edición de 1952), titulado “Las más bellas leyendas de la antigüedad clásica” de Gustav Schwab . En él figuran versiones en prosa de los tres poemas, y debo reconocer que recuerdo perfectamente que al llegar a La Eneida siempre notaba una cierta “frialdad”, un desapego que me incitaba a abandonar su lectura, un tanto insulsa tras las maravillas de Aquiles y Odiseo... hoy entiendo un poco mejor, creo, el porqué de ello...

57Vidal-Naquet, p. 8.

58Un ejemplo, tomado del latín de Ovidio en La Metamorfosis, podría ser el verso

...impera, y de castigo, si no la encontrara, añade...” que se dividiría en seis medidas/pies así:

...impera / y de cas / tigo si / no la en / contrara / añade...

Y si se leen con la debida entonación, se reconocen claramente los dáctilos larga-breve-breve.

59Vidal-Naquet, p. 9.

60Vidal-Naquet, fig. 7, p. 78.

61No es Homero más que un iniciador de la teogonía que Hesíodo desarrollará posteriormente... (Finley, p. 28)

62Podría ser interesante ver cómo queda La Ilíada si los dioses desaparecen.... un ejercicio de estilo llevado a cabo por Alessandro Baricco en su Homero, Ilíada (Anagrama, 2005) vivamente recomendable.

63Finley, p. 27.

64Carreras et al., p. 55-57.

65Finley, p. 25.

66Grimal, p. 368. Pero en la p. 83 dice el mismo Grimal que lo es de la poesía lírica...

67Vilches Peña, José Carlos: Exordio del primer Discurso contra Catilina, Cicerón.

http://www.jvilchesp.es/historia/literatura/ciceron2 [10/10/14]

68La Odisea, versión de Carles Riba, p. 35. Canto I, 149 y ss. Vuelve a aparecer Femio en el Canto I, 337 y ss., y en otras dos ocasiones...

69La Odisea, versión de Carles Riba, p. 169. Canto VIII, 71 y ss.

70La Odisea, versión de Carles Riba, p. 175. Canto VIII, 256 y ss.

71La Odisea, versión de Carles Riba, p. 73. Canto III, 253 y ss.

72Grimal, p. 133.

73La Odisea, versión de Carles Riba, p. 84. Canto IV, 15 y ss.

74La Ilíada, versión de Lluis Segalà, p. 204. Canto XVIII, 590 y ss.

75La Ilíada, versión de Lluis Segalà i Estalella, p. 28. Canto II, 591 y ss.

82No hay que olvidar la dificultad de la traducción de los poemas homéricos, y una de las primeras cosas a decidir por el traductor es si respetará el estilo formular o introducirá cambios en las fórmulas para dar una mayor variedad al texto (recordad a Baricco...) Un estudio sobre esa decisión puede verse aquí: http://institucional.us.es/revistas/habis/28/20%20garcia%20de%20paso.pdf [10/10/14]

83Deiforme = semejante a los dioses ¿sinónimo de divino/divinal? Usado también para otros personajes. A Alcínoo se le nombra también como magnánimo, héroe, prudente, egregio,poderoso,...

84Se refiere a Hefesto, también llamado el ilustre herrero, el ilustre artífice, prudente,...

85Otra forma de denominar a Afrodita, haciendo referencia a Citera, donde fue llevada recién nacida por los Céfiros (Grimal, p. 11)

86Crono corta los testículos a Urano, y cayendo estos al agua engendran a la diosa Afrodita. Así que según se quiera mirar, Afrodita Urania es hija de Urano, o de Crono, o de la espuma del mar...; en otras leyendas, Afrodita Pandemos es hija de Zeus y Dione.

87También es llamada hermosa, sonora/melodiosa, curvada,... se observa cierta confusión en las traducciones, ya que se usa a veces como sinónimo de lira, lo que no es correcto.

89Morkot, p. 9.

90Finley, p. 29.

91Vernant, p. 61.

92Vilches Peña, José Carlos: El mito y el logos. http://www.jvilchesp.es/historia/pha/mito [19 marzo 2014]

93Vernant, p. 64.

94Finley, p. 41 y 42.

95Finley, p. 38-39.

96Gómez Espelosín, p. 51.

97Finley, p. 38; Gómez Espelosín, pág 51 y 66; Hidalgo, p. 107; Carreras et al., I-p. 33 y ss, y II-p. 13 y ss.

98Morkot, p. 50.

99Carreras et al., I-p. 31. Carreras habla de una situación de “precolonización”.

100Gómez Espelosín, p. 51.

102Gómez Espelosín, p. 56-66; Finley, p. 38; Hidalgo et al., p. 107; Carreras et al., II-p. 13 y ss.

103Carreras et al., I-p. 33 y ss, II-p. 13 y ss.; Finley, p. 38; Hidalgo et al., p. 107 y ss.; Gómez Espelosín, p. 56-66.

116Carreras et al., I-p. 33 y ss, II-p. 13 y ss.; Finley, p. 38; Hidalgo et al., p. 107 y ss.; Gómez Espelosín, p. 56-66.

142Morkot, mapa de las p. 50-51.

143Carreras et al., II-p. 13 y ss.

144Hidalgo et al., p. 103-104.

147Gómez Espelosín, p. 53.

148Gómez Espelosín, p. 52.

150Hidalgo et al., p. 104-105

151Gómez Espelosín, p. 55.

152Carreras et al., I-p. 33 y ss.

153Hidalgo et al., p. 105-106.

154Hidalgo et al., p. 106.

155Gómez Espelosín, p. 55.

156Hidalgo et al., p. 110-111.

162La obra de Tucídides se interrumpe en el 411, y es Jenofonte el que la continúa (con peor fortuna) en sus libros I y II de las Helénicas:

http://remacle.org/bloodwolf/historiens/xenophon/histoire1.htm [16/10/14]

http://remacle.org/bloodwolf/historiens/xenophon/histoire2.htm [16/10/14]

179Sobre el templo griego, su aparición, evolución,... puede verse:

https://www.jvilchesp.es/historia/hau_i/hau_i_3#__RefHeading__1151_1081423019 [20/10/14]

180Finley, p. 48-54.

181Hidalgo et al., p. 181

182Mínguez, 45 y ss.

184Gómez Espelosín, p. 96.

185Mínguez, p. 47.

187Mínguez, p. 49 y ss.

192¿Derivado de geron (anciano) o relacionado con Gerenia, ciudad de Mesenia? Según las traducciones consultadas, se dan ambos significados...

 

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