1.-El paso del Mithos al Logo.

Donde veremos si se pasó, e intentaremos aproximarnos a las causas que lo posibilitaron.

Hace doce milenios la Humanidad da otro paso en su evolución e inicia un proceso general de neolitización, caracterizado sobre todo por la aparición de la agricultura que conduce a la sedentarización, con la religión como nexo de unión. Su relación con la Naturaleza sigue siendo estrictamente mítica, y la ontología arcaica sólo encuentra el sentido de lo real en la repetición factual y cultual de un pasado inmutable, arquetípico, no explicativo lato sensu. La dinámica de la neolitización lleva en sí el germen del cambio y las necesidades agrícolas (esencialmente) hacen que la Naturaleza sea vista desde fuera, manipulada y transformada. Así, el mito va acercándose a una realidad más cotidiana, más próxima, menos mítica.

Tras los desastres del S. XII a.C., el Mediterráneo se recupera de lo perdido en la Edad Oscura. Después de los aedos (Homero) el mundo griego reencuentra la escritura y escribe mitos de sucesión, cosmogonías y teogonías (Hesíodo) para ordenar el caos primigenio. La aparición de la polis como lugar de convivencia es el marco idóneo para hacer de la palabra (dicha y escrita) el elemento básico de relación, en el ágora. Con ella, la representación de las tragedias (Eurípides) hace ver la realidad desde fuera, y los espectadores lo amplían a otros ámbitos.

La situación de la Grecia continental hace que las poleis jónicas tengan un relevante papel en todos los órdenes. En particular, Mileto es un centro de poder y cultura privilegiado y sostiene fuertes vínculos con el mundo oriental. Y es en ella donde cristaliza el cambio de paradigma en la búsqueda de la verdad1, que deja de ser revelada, preexistente, y pasa a sustentarse en la razón argumentada, buscada y no poseída previamente. La Escuela de Mileto (Tales, Anaximandro y Anaxímenes) es la bisagra2 entre lo real explicado a través del mito y lo real explicado a través de la razón, el logos, que intenta conocer y ordenar3 las cosas tal como son por sí mismas. Fueron sabios “prácticos” (fisiólogos según Aristóteles) pero son ya filósofos pues buscan la verdad sin pretender poseerla. La respuesta que dan a esa búsqueda es en realidad lo de menos, lo crucial es la novedad de la pregunta, que ya no es tanto sobre las cosas sino sobre sus condiciones de existencia.

Desde Mileto, mito y logos coexisten a lo largo de la historia, inmiscibles e inseparables, como las dos caras de una moneda. Por poner dos ejemplos lejanos entre sí, en las poleis griegas ambas formas de mirar la realidad alcanzan un equilibrio pragmático; en la actualidad un científico puede ser un ferviente creyente religioso... Albert Camus, racional en La Peste, nos dice sin embargo en El Verano:

Los mitos no tienen vida propia. / Esperan que los encarnemos.

Que una sola persona en el mundo responda a su llamada, / y ofrecerán su savia intacta.

Así pues, por las causas que se han expuesto -y alguna más que se nos escape- el logos se sumó al mito, y aunque aparentemente lo haya desplazado, entiendo que no ha sido del todo así. Sin embargo, la crisis actual de valores que vemos en Occidente, ¿no será el canto del cisne del mito, el fin de esa interpretación de la realidad, la auténtica despedida del Neolítico?

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José Carlos Vilches Peña, Vielha, marzo 2015

1 ¿La verdad es el conocimiento de la realidad?

2 Consideramos a Tales el primer filósofo digno de ese nombre; nos lo recuerda Diógenes Laercio: Il n’eut aucun maître, à l’exception des prêtres qu’il fréquenta en Égypte.” (Vida y doctrina de los filósofos antiguos, Libro I, Cap. I, §27)

3 Anaxágoras, discípulo de Anaxímenes, dirá que “Tout n'était autrefois qu'une masse informe, lorsque l'esprit survint et mit les choses en ordre” (Citado por Diógenes Laercio en su obra Vida y doctrina de los filósofos antiguos, Libro II, Cap. III, §6 )

Fuentes consultadas:

Se referencian estrictamente las realmente utilizadas a fondo; cuando es pertinente, se añade (en azul) qué parte de la obra se estudió.

Copleston, Frederick. Historia de la Filosofía. Vol. 1, Grecia y Roma. Barcelona: Ariel, 1981. 508 p. (Convivium)

ISBN 84-344-3917-4 (Parte I y II)

Diels, H; Kranz, W. Selección de Fragmentos Presocráticos. Barcelona: Edicomunicación, 1999. 187 p.

ISBN 84-7672-961-8

Diógenes Laercio. Vies des plus illustres philosophes de l’antiquité. [en línea]. Philippe Remacle: L'Antiquité grecque et Latine, 2009.

<http://remacle.org/> [12/03/15] (Libro I, Cap. I; L. II, C. I, II, III, V; L. VIII, C. II; L. IX, C. I, III, VI, VII, VIII)

Eliade, Mircea. El mito del eterno retorno. Madrid: Alianza Editorial, 2004. 174 p. (El libro de bolsillo; H4413)

ISBN 84-206-3607-X

Ferrater Mora, José. Diccionario de Grandes Filósofos, Vol. 1 y 2. Madrid: Alianza Editorial, 1986. 493 p. (El libro de bolsillo; 1211; 1212)

ISBN 84-206-9821-0 (O.C.)

Fortuny, Francesc J. et al. Breu història de la Filosofia. Barcelona: Columna, 1987. 190 p. (Capitell)

ISBN 84-86433-47-9 (Cap. 1)

Terricabras Nogueras, Josep M. (coord.) et al. Pensament filosòfic i científic clàssic. Barcelona: UOC, 2008. 348 p.

ISBN 978-84-691-5425-0 (Mód. 1 y parte del 2)

Torelló, Ramon M. Introducció a la Filosofia Grega. Barcelona: Enciclopèdia Catalana, 1993. 511 p. (Biblioteca Universitària; 14)

ISBN 84-7739-512-8 (Cap. 1 y fragmentos del 3, 4, 5)

Vilches Peña, José Carlos. El proceso de neolitización [en línea]. UOC: Prehistoria e Historia Antigua, 2006.

<http://www.jvilchesp.es/historia/pha/neolitizacion> [12/03/15]

Vilches Peña, José Carlos. El mito y el logos [en línea]. UOC: Prehistoria e Historia Antigua, 2006.

<http://www.jvilchesp.es/historia/pha/mito> [12/03/15]

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